lunes, 27 de octubre de 2008

Una práctica sustentable que genera grandes beneficios económicos

Buenos Aires.- Gracias a la inoculación se obtienen casi 5 millones de toneladas más de soja cada campaña, que significan unos 1500 millones de dólares adicionales con un costo de apenas 100 millones de dólares. “De unos 800 ensayos realizados por Inocular surge que la ganancia mínima de rendimientos entre una soja inoculada y otra que no lo fue, es de 300 kg/ha. Si tomamos esos 300 kg y tenemos en cuenta que la media de rendimiento país es de 3.000 kg/ha, podríamos decir que de la práctica de la inoculación proviene el 10% de la producción nacional, casi 5 millones de toneladas de soja que se generaron gracias a una bacteria que fijó nitrógeno atmosférico”, explicó Pablo Lafuente, de Laboratorios Biagro S.A., miembro del Proyecto Inocular, destinada a promover el uso de inoculantes.En la actualidad, el 80% de la superficie sojera se inocula, a un costo de 5 o 6 dólares por hectárea. A un promedio de 300 dólares la tonelada, “estas 5 millones de toneladas representan unos 1.500 millones de dólares. Mientras que el costo de la práctica de la inoculación es de 100 millones de dólares, que es lo que vale inocular las 17 millones de hectáreas implantadas con soja”, agregó. Pero los beneficios de esta práctica serían aún mayores: “Hilando fino habría que analizar cuánto de esos nódulos y raíces de soja que quedan en el suelo una vez que se cosecha la planta, se transforman en nitrógeno no químico asimilable por la planta en la próxima campaña. Lo que es importante desde el punto de vista de la fertilización es entender que ningún productor hace soja con fertilizantes nitrogenados”, explicó. Claro que, si la estrategia de inoculación va combinada con una correcta reposición de fósforo, los alcances de la práctica se potencian. Es decir, cuando otros nutrientes, como el fósforo y el azufre, interactúan en el cultivo junto al inoculante “pueden generar una mayor cantidad de nódulos y nitrógeno fijado. Ensayos que realizamos demostraron que algunas fuentes de minerales junto con el inoculante estimulan el desarrollo de los nódulos fijadores de nitrógeno”, recordó Lafuente.
Promoviendo un recurso estratégico
Con estos beneficios concretos a la vista, desde Inocular “nos preocupa que se promueva este recurso estratégico, que nos permite generar 1.500 millones de dólares adicionales, con un costo de tan solo 100 millones”.En el ámbito de Inocular se analiza solicitar que se iguale el IVA diferencial que tienen los fertilizantes químicos con el de los fertilizantes biológicos.“El inoculante es un fertilizante biológico y paga una alícuota del 21%, cuando los fertilizantes químicos pagan la mitad”, explicó Lafuente, para agregar que “si tuviéramos una alícuota igual para uno y otro lograríamos un mayor grado de adopción del productor”.Lafuente aclaró que desde Inocular se festeja el hecho de que los fertilizantes químicos paguen una alícuota promocional, “pero pedimos que se igualen a los fertilizantes biológicos, para ampliar la adopción de una práctica que es sustentable desde el punto de vista ambiental”, reiteró.
Fertilización química
En la campaña pasada se aplicaron poco más de 3,5 millones de toneladas de fertilizantes químicos. Un trabajo realizado por Fertilizar, junto a la Fundación Producir Conservando y el INTA demostró que el 30% del fertilizante que se consume en el país se destina al cultivo de trigo, un 25% al maíz; y un 17% a la soja.En la misma campaña, alrededor del 48 al 49% de las necesidades de nitrógeno para todos los cultivos fueron aplicadas como fertilizantes químicos. El 58 al 60% del fósforo se restituyó mediante fertilizantes, y el 40 al 45% de las necesidades de azufre.Por otra parte, una encuesta realizada por Mora y Araujo para la asociación Fertilizar indicó que del 45 al 48% de los productores entrevistados fertiliza el cultivo de soja cuando es de primera ocupación, y entre el 27 y el 28% lo hace sobre la soja de segunda. Finalmente, entre el 95 y el 98% de los productores consultados aseguró que fertiliza sus cultivos de maíz y trigo.

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