lunes, 10 de agosto de 2009

El Turista una empresa con una clara filosofía de calidad

Río Cuarto.- El Turista es una empresa dedicada al transporte de pasajeros en medias y largas distancias que ha consolidado una fuerte posición en el mercado, gracias al desarrollo particular de servicios autorizados por la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte).
A través de una clara filosofía de calidad, que se concreta en ventajas competitivas inigualables. En todas las líneas de transporte regular y ejecutivo, los servicios fueron pensados para que el pasajero llegue de la manera más rápida, cómoda y segura a su destino.
La filosofía empresaria de la firma se basa en la mejora continua. Esto impulsa a ser una empresa que se orienta al cliente y se adapta a los continuos cambios que plantea el mercado, a través de la flexibilidad que otorga la innovación constante.
Además de ajustarse estrictamente a las normativas nacionales y provinciales vigentes en cuanto a seguridad y acondicionamiento de unidades, se ha desarrollado un programa de aseguramiento de la calidad.
El mismo atraviesa todo el trabajo, haciendo particular énfasis en las áreas de mantenimiento de unidades y atención al cliente.
Establece procedimientos específicos en lo que se refiere a la presentación de unidades, servicio de catering, atención a bordo y en boleterías, con miras a lograr la máxima satisfacción, comodidad y seguridad de los clientes y personal.

La historia del ómnibus

La historia del ómnibus, se inicia en siglo XVII. El inventor fue nada menos que Blaise Pascal, físico, matemático y filósofo y escritor francés, que nació en el año de 1623, y en los últimos años de su corta existencia de tan solo 39 años, logró convencer a su amigo el Duque de Rouanes para que constituyera una empresa. Pascal, inventor de la prensa hidráulica, creador de la ley de la pesantez del aire y del equilibrio de los líquidos, el calculo de probabilidades, además de una maquina aritmética, capaz de realizar sumas y restas simples llamada la pascalina; no solo tuvo la originalidad de concebir un servicio publico masivo de transporte urbano halado por caballos antecesor del ómnibus, también entre otras tantas cosas se le atribuye la invención del juego de la ruleta.
Duque de Rouanes, hombre adinerado y estimado en la corte francesa, logró la autorización del Rey Luis XIV, para el funcionamiento de la novel empresa, la que inauguro sus servicios el 18 de marzo de 1662 a las siete de la mañana. Las unidades de transporte eran primitivos antecesores del ómnibus; conocidos como "La Carrose a cinq sous" por razones que estas grandes carrozas cobraban cinco sueldos por el pasaje, tenían capacidad para ocho pasajeros y para sorpresa de muchos transportistas contemporáneos, detentaba de una frecuencia establecida como lo detallaban los carteles que anunciaban la inauguración de la segunda línea de este servicio.
Esta "Carroce", a pesar de ser antecesora del ómnibus no hubieran podido ostentar ese nombre porque la palabra latina "ómnibus" significa "para todos" y en el caso de la "La Carrose a cinq sous" su uso estaba vedado a los soldados, campesinos, lacayos y demás trabajadores. No era para todos; los burgueses no lo hubieran permitido, razón posible de su pronta desaparición.
El nuevo intento lo realizo ciento cincuenta años después, en el año de 1819 una empresa de propiedad del banquero y político Jacques Laffitte, con vehículos que conducían de dieciséis a dieciocho pasajeros haciéndolos su primitivo diseño, bastante pesados y molestas para él transito en la ciudad, razón por la cual la autorización, le fue cancelada por el Prefecto de París, con el argumento de que las constantes detenciones de estas grandes carrozas resultaría incomodo para la ciudad.
El banquero, Laffitte no se dio por vencido y contrato los servicios de George Shilliveer, ingles afincado en Paris dedicado a la construcción de coches y conocido por la elegancia de sus modelos. El trabajo de Shilliveer, permite reanudar la operación de los servicios en Paris iniciando con esto el origen evolutivo de los hoy actuales ómnibus parisienses. Pero la importancia fundamental del papel que desempeña Shilliveer en la historia del ómnibus no se desarrolla en la capital francesa.

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