viernes, 28 de agosto de 2009

La Educación Argentina: Dicotomías Provinciales

Buenos Aires.- La formación de recursos humanos constituye uno de los pilares fundamentales del crecimiento y desarrollo de una sociedad. En el Temas Públicos " Panorama Educativo Nacional" señalamos que la inversión educativa se convierte en un factor crucial en lo que a su contribución al proceso de desarrollo se refiere, ya que está estrechamente ligada a la productividad y a la inserción laboral del individuo. Por cierto, diversos estudios han mostrado uniformemente que un mayor nivel de escolaridad está asociado a mayores ingresos para las personas.
En la actualidad el panorama educativo argentino no es alentador. No sólo los resultados obtenidos por los estudiantes en las pruebas de calidad son, como mínimo, mediocres sino que también se presentan marcadas diferencias entre los alumnos de distintas provincias. Para ello influyen, entre otras cuestiones, las diferencias en inversión educativa per cápita, los problemas que se afrontan a lo largo del ciclo lectivo, en especial en cuanto a su corta duración, y la falta de políticas y mecanismos de organización y funcionamiento que estimulen mejoras en los resultados.
A ello cabe agregarle que las comparaciones internacionales señalan dos cuestiones que es menester destacar. La primera es que Argentina exhibe niveles de gasto en educación acordes a los que se observan por su nivel de ingreso. La segunda, y más importante, es que sus resultados demuestran el bajo aprendizaje que alcanzan los alumnos.
A partir de lo anterior, con el objetivo de actualizar algunas estadísticas y continuar aportando elementos al estudio de esta temática, en la presente edición del Análisis mensual hacemos una breve descripción sobre los aspectos fundamentales de la educación básica Argentina estudiando con especial énfasis la inversión educativa por alumno y el esfuerzo educativo de las distintas jurisdicciones.

Inversión y Esfuerzo Educacional
Antes de analizar el gasto público por alumno es menester señalar que nada garantiza a priori que una expansión de la inversión educativa implique per se un mejor nivel o resultados educativos Por cierto, la UNESCO recalca la dificultad de vincular el nivel de los recursos con los resultados de la educación. El organismo destaca: “claramente, el hecho de simplemente cambiar los patrones de gasto no es suficiente para producir el resultado esperado. El financiamiento educativo debe ser utilizado en forma eficiente y efectiva si deseamos que se traduzca en cambios positivos.”
Sin embargo, una mayor inversión educativa implica mayores posibilidades de brindar una mejor educación. Por ello, es que es necesario conocer cuanto se destina a cada alumno argentino que estudia en escuelas públicas a fin de ver las distintas oportunidades educativas de las que disponen.
De acuerdo a datos de la Secretaría de Coordinación General de Estudios de Costos del Sistema Educativo dependiente del Ministerio de Educación de la Nación, el gasto promedio por alumno argentino que concurre a escuelas estatales fue en el 2006 (último dato disponible) de 2.944 pesos, un 26,9% superior al del año anterior.
A pesar de que el gasto per cápita - que surge del cociente entre el gasto en educación y la cantidad de alumnos- se ve sesgado por componentes fijos existentes en el total de egresos educativos y por la cantidad de alumnos que residen en cada una de las provincias, a través de este indicador se pueden reflejar las diferencias en los recursos asignados a cada estudiante para cada una de las economías subnacionales.
Los datos muestran que existen enormes desigualdades en el financiamiento educativo provincial, que varía desde 7.171 pesos anuales por alumno del sector estatal en Tierra del Fuego hasta 1.497 pesos en Salta. Es decir, que en sus extremos la educación argentina evidencia una diferencia casi cuatro veces superior en el financiamiento por alumno provincial.
Pese a que la inversión que hace el gobierno nacional en educación creció en los últimos años, las desigualdades entre las provincias -y la consecuente calidad dispar de lo que sucede en las aulas- se mantiene y se profundiza en el país. Sin embargo, el indicador de gasto por alumno no expresa el esfuerzo financiero por la educación, dado que las provincias disponen de recursos extremadamente desiguales.
En este sentido, el mejor indicador del esfuerzo que realiza para provincia es el porcentaje del presupuesto total que cada gobierno asigna a la educación. Así la provincia de Buenos Aires es la que más invierte, con el 36,1% de su gasto público dedicado a educación, pero su inversión anual por alumno está en el noveno puesto, con $ 2762. Jujuy, con el segundo esfuerzo en inversión del país (31,5% de su gasto), está en el puesto catorce en inversión por alumno, mientras que Santa Cruz, con la menor inversión (11,3% del gasto total) presenta el cuarto mayor gasto por alumno.
Por ende, un mayor esfuerzo en materia educativa no se condice necesariamente con una mayor inversión por alumno. Como se ve en el estudio realizado, la principal razón de ello se halla en la falta de un autentico federalismo que implica una enorme disparidad de recursos fiscales por habitante entre los distintos Estados provinciales.

Comentarios Finales
Diversos estudios confirman que la inversión en conocimiento y su difusión efectiva en los sectores productivos y en la sociedad en general, se han transformado en impulsores clave del crecimiento económico, siendo factores determinantes de la mejora en la productividad, competitividad internacional, desarrollo sostenible y bienestar de las naciones.
Este breve Análisis no hace más que señalar dos cuestiones trascendentales: las fallas en la calidad de la educación argentina y las disímiles situaciones en las que se encuentra la educación en las distintas jurisdicciones del país. Es decir, el país presenta indicadores duales tanto en términos de gasto y resultados obtenidos como en la distribución geográfica de los resultados.
Como se muestra a lo largo de este trabajo, la mala calidad del federalismo argentino, con fuertes asimetrías en los fondos que reciben y los recursos que disponen las distintas provincias explica, en gran parte, la imposibilidad que tienen muchas de ellas de poder poner fin a las desigualdades imperantes. Así, la violación del mandato constitucional, y de las instituciones en general, impactan negativamente sobre la educación. Ello confluye a generar la existencia de un conjunto de provincias pobres, con un insuficiente capital económico y humano como para implementar políticas estructurales en esta materia.
Por lo tanto, de no poner fin a cuestiones estructurales como ser la falta de federalismo, el respeto de las leyes sancionadas y de la Constitución Nacional y de no establecer políticas tendientes a incrementar y promover la búsqueda de resultados, difícilmente los problemas que aquí se resaltan se solucionen en el corto y, lamentablemente también, largo plazo, perpetuando de este modo un círculo vicioso.

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