viernes, 4 de septiembre de 2009

En Hamsa se privilegia la actividad ideal para cada edad

Río Cuarto.- El trabajo corporal es una medicina poderosa contra el envejecimiento. El primer beneficio es la oxigenación, que reduce los radicales libres en todo el cuerpo pero especialmente en el cerebro.El mover nuestro cuerpo permite la producción y uso por parte de nuestro organismo de sustancias como las endorfinas que provocan analgesia, reducción de síntomas depresivos y además de norepinefrina, que aumenta la memoria, el alerta mental.Una excusa común para mucha gente es que no hacen ejercicios porque no tienen la suficiente energía. Irónicamente, la verdad es lo opuesto. Esta gente no tiene energía porque, justamente, no hace ejercicios.La energía comienza a aumentar y a fluir cuando comenzamos a hacer un trabajo corporal con conciencia.
Cuando nos ejercitamos, se puede manejar es stress.Imagínese a usted mismo frente al mar. ¿Cómo se sentiría? Seguramente enérgico, vibrante y, al mismo tiempo, con un sentimiento de paz.Imagínese ahora frente a una laguna de agua estancada. Experimentaría lo mismo? Probablemente no. El movimiento y la energía generan energía. El movimiento de la catarata genera electricidad y poder. El agua estancada invita a pestes y crecimientos malignos.La misma analogía la podemos aplicar al movimiento corporal, a nuestra mente y a nuestro cuerpo.Queda ahora la elección de la dinámica corporal más adecuada a los gustos y la idiosincracia de cada uno. No todo el mundo puede hacer aerobic o gimnasia violenta. Existen otros métodos según el tipo de personalidad de cada individuo. Para personas: Sedentarias de mas de 40 años se recomienda especialmente el Yoga Vital. Es estimulante, revitaliza los distintos órganos y sistemas. Las distintas posiciones (Asanas) producen efectos de estímulo y revitalización.La persona empieza por recuperar la percepción del cuerpo, le empieza a prestar atención a las distintas partes del organismo. Este tipo de yoga permite una valorización a la unidad Mente-Cuerpo-Espíritu a través de movimientos suaves pero sostenidos siguiendo el ritmo que necesita cada cual y de acuerdo con los imperativos de su mandato interior.En otras etapas se trabaja con pequeños movimientos que equilibran las tensiones. El yoga estimula a dirigir la atención a una parte determinada del cuerpo -por ejemplo el brazo- hasta visualizar prácticamente la piel y articulaciones que lo mueven. Los movimientos son poco perceptibles. Produce un efecto duradero y profundo.
Muchos son los factores que desestabilizan el equilibrio: rayos X, radicales libres presentes en la atmósfera, emociones, pensamientos. Estas alteraciones se traslucen en la forma y estado del cuerpo. La falta de flexibilidad en la zona en que se encuentran las costillas y las vértebras dorsales superiores hacen que la respiración sea incorrecta. En estos casos aconsejamos los namakares, seguido de un trabajo manual al estilo del yoga vital asistido que otorga un masaje profundo que tiene como objetivo distender los tejidos fibrosos para devolverles su elasticidad y aumentar la vitalidad general. Para los que gozan de la actividad se aconseja Rakshana Yoga (Danza energética hindú). Sus movimientos equilibran los estados de ansiedad, falta de paciencia, insomnio, exceso de responsabilidades. Los movimientos suaves que imitan a los de los animales, nos liberan de esos estados negativos y a través de sus movimientos permite que nuestro cuerpo adquiera fuerza, flexibilidad, ligereza, dominio.

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