miércoles, 16 de julio de 2008

El cooperativismo, fuente de equidad económica y desarrollo social

Buenos Aires.-El primer sábado de julio se celebró el Día Internacional de la Cooperación. Es oportuno, entonces, referirnos sucintamente al trabajo que realizan esas entidades en nuestro país. El movimiento cooperativo argentino nació con fuerza en el interior del país, principalmente en la Pampa Húmeda y fueron sus protagonistas los chacareros que se organizaron para defender el precio de su producción. Vinculado ese primigenio cooperativismo con el sindicalismo agrario, sus dirigentes buscaron, por un lado, la seguridad productiva y, por el otro, la reivindicación frente a los dueños de los campos que abusaban de su situación privilegiada.Lentamente, en las grandes ciudades y en las pequeñas poblaciones, fueron apareciendo las cooperativas de consumidores, tanto de bienes de primera necesidad como de servicios básicos para una mejor calidad de vida: energía eléctrica, telefonía, agua potable, crédito y seguros.Cada uno de esos emprendimientos cooperativos permitió a sus miembros ahorrar en los gastos, consolidar sus pequeñas y medianas empresas, democratizar la toma de decisiones.El cooperativismo agrario construyó los primeros elevadores de granos de hormigón en varias localidades del sur de las provincias de Córdoba y Santa Fe, y un elevador en el puerto de Rosario, con lo cual puso a sus productores asociados en el mismo nivel en que se encontraban los canadienses y norteamericanos. También este sector desarrolló la agroindustria aceitera, láctea, conservera, frigorífica, harinera y de alimentos balanceados, el desmote de algodón, la elaboración de vinos, de la yerba mate y el te, entre otras muchas actividades..Cuando los pequeños comerciantes y fabricantes necesitaron el crédito para desenvolverse en sus negocios, allí estaban las cooperativas de crédito que los asistían solidariamente porque los tomadores de los créditos eran socios y dueños de la cooperativa.En ningún caso estuvo ausente la acción educadora en estas entidades, tanto para sus miembros como para la comunidad. De esa manera no sólo cumplían los directivos con uno de los principios cooperativos, sino que lo hacían con el convencimiento de que a mayor capacitación y educación mejores resultados se obtendrían en la gestión empresarial y social. Hoy el Colegio de Graduados en Cooperativismo y Mutualismo saluda a los asociados y dirigentes y desea que mantengan vivos los ideales y objetivos de cada una de sus cooperativas que, haciendo del hombre mismo su factor decisivo, son fuente de equidad económica y desarrollo social.

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