El País.- El nuevo jefe de Gabinete, Sergio Massa, prestó el jueves juramento ante la presidenta Cristina Fernández de Kirchner frente a una audiencia que llenó el Salón Blanco y una gran cantidad de un público menos privilegiado que siguió el desarrollo del acto por pantallas gigantes ubicadas en otros sectores de la Casa de Gobierno.
Fue una ceremonia corta, sin discursos, con muchos aplausos y que terminó, como es habitual en estos casos, entre los fuertes apretujones de quienes -sin distinción de cargo o jerarquía- pugnaban por acercarse al nuevo hombre fuerte del Poder Ejecutivo.
Por tratarse del cambio del principal funcionario de un gobierno que asumió hace poco más de siete meses y porque la renuncia presentada por el ex ministro coordinador produjo malestar en el matrimonio presidencial, la presencia de Alberto Fernández generó más expectativa que la asunción de su sucesor.
Fernández llegó a la Rosada, edificio que pisó durante cinco años -desde que fue designado jefe de Gabinete por el ex presidente Néstor Kirchner- y de inmediato subió al primer piso para mantener una breve reunión a solas con Cristina Fernández que, luego se supo, fue apenas un saludo.
En tanto, su sucesor usaba por primera vez el despacho de jefe de Gabinete junto al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y su vice, Alberto Balestrini cuando la Presidenta lo llamó para el acto de juramento.
En el corto trayecto hasta el Salón Blanco, Cristina Fernández bromeó con Massa: «Tenés 30 segundos para arrepentirte», relató luego el flamante jefe de Gabinete. En ese corto camino, su antecesor en el cargo le advirtió que «podés contar conmigo para lo que necesites».
Luego de jurar por «Dios, la Patria y estos Santos Evangelios», se escuchó a Massa decir un «gracias» a la Presidenta quien le respondió con un fuerte abrazo. De inmediato, el ya nuevo jefe de Gabinete saludó primero al presidente provisional del Senado, José Pampuro, que acompaña a la primera mandataria en este tipo de actos desde que el gobierno se alejó del vicepresidente Julio Cobos por su voto contra las retenciones móviles en el Senado, y el titular de Diputados, Eduardo Fellner.
En el gesto más esperado, se dirigió entonces hacia Alberto Fernández, a quien abrazó efusivamente.
«Alberto es un hombre de bien y un gran dirigente político y sé que en los primeros días va a estar ayudándome», dijo el hasta ayer intendente de Tigre. El saliente jefe de Gabinete le devolvió gentilezas y aseguró que había ido para dar «un fuerte apoyo» al gobierno. «Es mi obligación», enfatizó cuando fue abordado por los periodistas.
Por su parte, la Presidenta, que hasta ese momento no había hecho ninguna señal hacia el jefe de Gabinete saliente, se acercó para darle la mano. Nada más que eso.
Tras afirmar que se trataba de «un día muy importante», el ex intendente de Tigre reiteró que trabajará a partir de la jura en su cargo para «devolverle a la Presidenta la confianza».
De la ceremonia participaron todos los ministros, gran cantidad de gobernadores, con la ausencia notada de los oficialistas Capitanich (Chaco) y Jaque (Mendoza), además de intendentes del conurbano y dirigentes gremiales. En el Salón Blanco no estuvo el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, pero sí el piquetero Luis D’Elía.
Durante toda la víspera, hubo una mezcla de buenos augurios, expresiones de deseo y elogios en el kirchnerismo - e incluso desde otros sectores- acompañando la designación de alguien con perfil «dialoguista» . Las entidades del campo lo recibieron con palabras de apoyo y también el titular de la CGT ponderó sus habilidades.
Fuente: La Mañana
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