Buenos Aires.- El Parlamento Europeo acordó fijar límites a las emisiones del transporte aéreo a partir de 2012. Las reducciones serán progresivas y sus costos se trasladarán a los precios de los pasajes. Por ese motivo, se estima que la bajará la demanda. El Parlamento Europeo aprobó con 640 votos a favor, 30 en contra y 20 abstenciones, el acuerdo alcanzado para incluir a la aviación civil a partir de 2012, en el sistema comunitario de comercio de emisiones de CO2 con el objetivo de que ese sector contribuya también, a la lucha contra el cambio climático. La noticia fue emitida por la Oficina de Información Ambiental de España y publicada ayer (9 de julio) en www.portaldelmedioambiente.com. El resultado favorable de la votación significa que se fijará a las aerolíneas, un tope de permisos de contaminación basado en el promedio de emisiones entre 2004 y 2006. Aquéllas que superen el límite tendrán que comprar en el mercado, derechos suplementarios a otras industrias. La nueva normativa, cuya tramitación política ya ha concluido con el voto de la Eurocámara, se aplicará desde un primer momento, a todos los vuelos que aterricen o despeguen en los aeropuertos de la UE, ya sean de compañías aéreas europeas o extranjeras. Cabe agregar que se ha descartado la propuesta de la Comisión, que consistía en introducir el sistema de manera escalonada: en 2011, sólo para los vuelos intracomunitarios y en 2012, para los que se realizaran fuera de la UE. Ahora, la mayoría de los permisos de emisión se distribuirán entre las compañías aéreas de manera gratuita, pero el 15% del total se subastará. El compromiso final sostiene que son los Estados miembros los que deben decidir qué hacer con los ingresos. No obstante, se recomienda que se dediquen a combatir el cambio climático. Todos los gobiernos deberán informar al ejecutivo comunitario, sobre las iniciativas que han adoptado para cumplir ese objetivo.
Reducciones progresivas
Según la nueva directiva, en una primera fase (2012) la cantidad asignada a las compañías aéreas corresponderá al 97 por ciento de las emisiones del sector de la aviación entre 2004 y 2006. A partir de 2013, esa cantidad descenderá hasta un 95 por ciento. Esto quiere decir que en 2012, el objetivo de reducción de emisiones procedentes de la aviación será del 3 por ciento respecto del periodo 2004-2006; y a partir de 2013, ese porcentaje aumentará hasta el 5 por ciento. Los topes a las emisiones no se aplicarán a los vuelos dentro de las regiones ultra-periféricas, como las islas Canarias, que estén sometidos a obligaciones de servicio público, los que según el Gobierno, alcanzan el 90 por ciento. También se contemplan excepciones para los aviones dedicados a la investigación. Sin embargo, el compromiso final establece que los aviones que transporten a miembros de la realeza, jefes de estado y ministros de la UE también tendrán que respetar los topes. En cambio, la norma no se aplicará al transporte de los mandatarios extranjeros que visiten territorio comunitario. Asimismo, se contempla la posibilidad de modificar el sistema, si se llega a un compromiso internacional o bilateral con Estados Unidos para reducir las emisiones de los aviones. La nota informa que las emisiones del sector de la aviación representan el 3 por ciento del total y el 12 por ciento de las que produce el sector del transporte. No obstante, aumentan de forma mucho más rápida que las de otros sectores. Por ejemplo, en un vuelo de ida y vuelta entre Londres y Nueva York, cada viajero genera el mismo nivel de emisiones que el de la calefacción para una persona durante un año. Las emisiones de la UE debidas a los vuelos internacionales subieron el 73 por ciento entre 1993 y 2003 y, según las proyecciones, si no se toma alguna medida, ese incremento llegará al 150 por ciento en 2012; y anulará un cuarto de la reducción del 8 por ciento a la que la UE se ha comprometido en el protocolo de Kyoto. Con esta propuesta, la Comisión espera que en 2020, las emisiones de CO2 de los aviones se reduzcan en 183 millones de toneladas, lo que significa una disminución del 46 por ciento respecto de la situación en la que no se introdujera ningún cambio. Esa cifra equivale, por ejemplo, al doble de las emisiones anuales de todas las fuentes de Austria. Se sabe que algunas aerolíneas harán las reducciones a través de la modernización de sus flotas. Otras, comprarán permisos en el mercado. Asimismo, de acuerdo con el estudio de impacto realizado por el ejecutivo comunitario, se sospecha que los pasajes serán más caros. Si las aerolíneas incluyen los costos de la reducción de emisiones en el precio de los billetes, un vuelo de ida y vuelta dentro de la UE podría aumentar entre 1,8 y 9 euros. El alza del precio sería mucho mayor en los vuelos internacionales. Un viaje Madrid-Nueva York podría encarecerse hasta en 40 euros. Por ese motivo, concluye el artículo, la UE estima que la demanda de vuelos llegaría a reducirse entre el 0,1 y el 2,1 por ciento.
Agencia CyTA, Instituto Leloir
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