Buenos Aires.- El eclipse de Sol descripto en la odisea de Homero no fue un invento, reveló hace unos meses un trabajo de investigadores argentinos. A partir de su publicación en una revista científica de gran difusión, los autores fueron entrevistados por medios de comunicación de todos los continentes. A partir de junio de este año, el nombre del argentino Constantino Baikouzis, comenzó a circular por un sinnúmero de medios de comunicación de países de todos los continentes, incluyendo a la Argentina. Revistas científicas como Scientific American, Nature, New Scientist, y publicaciones de divulgación de primera línea como Sky & Telescope o National Geographic le dedicaron incontables centímetros de columna. Por parte de los medios, figuró en primera plana de diarios como el New York Times o The Guardian, y fue entrevistado en vivo por la BBC y también apareció en la CNN, entre otros. El detonador fue una investigación suya publicada en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), titulada “¿Está descrito un eclipse en la Odisea?”. Ese trabajo desarrollado por Baikouzis, investigador y diseñador de instrumentos didácticos de astronomía del Observatorio de La Plata, y su colega Marcelo Magnasco de la Universidad Rockefeller de New York, muestra –mediante rigurosos cálculos astronómicos– que el eclipse total de sol descripto en esa obra realmente sucedió. En el pasaje del Canto XX de la Odisea figura el texto: "Vuestras cabezas, vuestros rostros y vuestras rodillas están envueltas en la noche [...]. Lleno está el vestíbulo y lleno el patio de espectros que descienden hacia las tinieblas del Erebo. El Sol ha desaparecido del cielo y una oscuridad nefasta lo cubre todo." “Esta descripción, que aparece cuando Ulises regresa a su casa en Itaca donde le espera Penélope, me llamó profundamente la atención. En griego se menciona la palabra epidedromen que significa justamente atacar repentina o sorpresivamente, y en la Odisea se hace referencia a una sombra que repentinamente lo cubre todo. Si bien varios autores habían especulado con que ese pasaje aludía a un eclipse solar, quisimos comprobarlo”, señala Baikouzis. En 1999, Baikouzis comprobó personalmente la caída súbita de esa sombra. Viajó a un pueblo de Turquía dónde se iba a producir un eclipse solar. “Si el Sol no está eclipsado en un 95 o 98 por ciento, prácticamente no se percibe ninguna variación. Si a uno no le avisan, que hay un eclipse solar, no se entera, a menos que esté bajo la sombra que se produce rápidamente. Vivir eso fue espectacular”. Verosimilitud de eventos astronómicos Para Baikouzis el último mes del regreso de Ulises a su patria, que se describe en la obra, tiene un armazón en su recorrido temporal que se corresponde en forma objetiva con hechos astronómicos. “Afortunadamente, Homero –a quien se le atribuye el famoso poema épico La Odisea– nos narra, día a día, lo que va ocurriendo desde la salida de Ulises de la morada de la ninfa Calipso hasta que llega a su casa en Itaca. La salida la describe no sólo mostrándolo al momento de armarse una balsa sino que nos dice qué constelaciones utilizaba para la navegación, habla de la Osa Mayor que efectivamente era visible”, destaca el investigador. Mediante cálculos astronómicos, análisis de tablas de eclipses, y programas de software que procesaban datos astronómicos interpretados a partir de la obra de Homero, Baikouzis estudió la variación de la posición de los cielos y notó que efectivamente hubo un eclipse de Sol en Itaca el 16 de abril de 1178 a.C., fecha en la que Ulises se presenta a Penélope con su verdadera identidad. “Días antes de esa fecha, Ulises ya había llegado a Itaca, pero estaba transfigurado en mendigo. Quería saber qué estaba pasando en su patria sin que supieran que él ya había regresado. En un momento visita a su esposa Penélope quien esperaba afligida a su marido. El ‘mendigo’ la tranquiliza y le dice que Ulises volverá al término de ese mes y cuando comience el otro”, explica Baikouzis. Y agrega: “En ese tiempo los meses comenzaban con la Luna nueva, y esa fase lunar es el requisito indispensable para que haya un eclipse total de Sol”. Asimismo, a partir de la fecha de ese eclipse (el 16 de abril de 1178 a.C.), Baikouzis retrocedió en el tiempo (haciendo cálculos astronómicos) hasta las fechas durante las cuales navegó Homero hacia Itaca guiándose por las constelaciones. “Comprobamos que las constelaciones descritas en la Odisea eran observables en ese momento”, asegura el investigador. Un dato más. Cuando Ulises llega a Itaca, sin revelar su identidad, Homero describe al planeta Venus saliendo por la madrugada. Venus puede ser visible por la mañana, por la tarde o estar invisible según la época. “El análisis demuestra que para esa fecha Venus apareció en la mañana en los cielos de Itaca”, cuenta Baikouzis quien siente una gran necesidad y curiosidad por entender el pensamiento griego antiguo. Pasión por la ciencia, la historia y la divulgación Además de la investigación científica, Baikouzis dedica gran parte de su tiempo a la divulgación científica. “Diseño mapas celestes que le permite al usuario obtener el aspecto del cielo para cualquier momento, fecha y hora”, señala el investigador. Además de los mapas del cielo mensuales que se pueden ver en el sitio web del Observatorio astronómico de La Plata (http://www.fcaglp.unlp.edu.ar/Cielo/cielo.html), Baikouzis confeccionó un mapa, la Carta Celeste GNOMON (carta oficial del año internacional de la astronomía 2009 Argentina, Unión Astronómica Internacional): “Sobre un mapa general del cielo, está montada una plancha transparente giratoria en la que figura el horizonte que delimita el cielo visible. Con sólo girar la plancha haciendo coincidir fecha y hora de observación se puede obtener el cielo visible en ese momento”, describe. “También hice un manual para fabricar un reloj de sol. El usuario, leyéndolo, puede ver como, partiendo de la posición del sol, obtenemos la hora que marca nuestro reloj; así puede percatarse de lo irregular del movimiento aparente de ese astro a lo largo del año. En la página central está dibujado un modelo de reloj de sol. Se retira la página, y con un pequeño corte y unos dobleces ya tenemos listo el reloj”, señala Baikouzis. Y continua: “Anaximandro de Mileto (filósofo jonio del siglo VII a.C.) fue el primero que utilizó en Grecia lo que denominamos Gnomon, una varilla puesta verticalmente en el suelo y con cuya sombra medía el tiempo. Posteriormente, se le agregó una escala graduada con lo que se conformó el primer reloj del sol”. Otro dispositivo que armó Baikouzis en el Observatorio es el Horologuium Nocturnum: “Es un aparatito usado en Europa, al menos desde el 700 al 1600-1700, para medir de noche el tiempo. Se hace una reducción para saber la hora a partir de la posición de determinada estrella”, dice y agrega: “La original se basaba en la estrella polar del hemisferio Norte. Yo diseñé un Horologuium nocturnum, por primera vez en la historia, para el Hemisferio Sur. Se basa en las estrellas de la Cruz del Sur, porque es circumpolar, es decir, se ve siempre en el cielo y permite obtener el tiempo durante todo el año sin interrupciones”. En principio, ese artefacto se basa en un disco que contiene los meses y los días, otro disco más pequeño superpuesto que contiene las horas y una manecilla en cuyo extremo esta la silueta de la cruz del Sur. “¿Qué hay que hacer? “Coloco la hora 24 en la fecha de observación, luego maniobro la manecilla y una vez que la oriento tal como está la Cruz del Sur en el cielo, obtengo la hora”, explica el investigador. Baikouzis también confeccionó un manual que contiene un modelo del Horologuium Nocturnum, para que el usuario pueda armarlo. “Los materiales pueden adquirirse en el Observatorio Astronómico de La Plata”, comenta. El año que viene será el año internacional de la astronomía y Baikouzis, como proveedor oficial del año internacional de la astronomía argentina 2009, está preparado. “Organizaremos actividades, charlas gratuitas y les enseñaremos a los visitantes a utilizar estos objetos astronómicos a partir de los cuales es posible conocer varios aspectos del Sistema Solar y del Universo”, afirma.
Por Bruno GellerAgencia CyTA-Instituto Leloir
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