Buenos Aires.- Aunque las secuelas de la crisis financiera internacional son todavía difíciles de dimensionar, su incidencia sobre los precios internacionales de los commodities es claramente negativa. Bajo estas condiciones, aumenta la urgencia de replantear varias estrategias. Una, en especial, es la de apuntalar el financiamiento del sector público en base a impuestos a las exportaciones. En este sentido, es recomendable revisar el proyecto de Ley de Presupuesto 2009 el cual contempla un supuesto de recaudación por retenciones a las exportaciones exageradamente alto. Uno de los pilares de la política económica de los últimos años ha sido el alto nivel de superávit fiscal. Desde el año 2004 la diferencia entre ingresos y gastos del Estado ha sido más que suficiente para asumir el pago de los intereses de la deuda pública. Por eso se pudo afrontar sin grandes dificultades la marginación de la Argentina de los mercados financieros internacionales luego del default. El aislamiento financiero, ahora, es percibido como una fortaleza frente a la crisis internacional. Sin embargo, se trata de una visión muy parcial porque se está soslayando otras derivaciones de la crisis. Una, particularmente importante para la Argentina, es el cambio de tendencia en los precios internacionales de las materias primas y los alimentos. Menores ingresos por exportaciones no sólo afectan a los productores internos y sus eslabonamientos industriales sino también al financiamiento del Estado. Datos del Ministerio de Economía permiten aproximar el grado de dependencia del financiamiento público respecto al precio internacional de los productos exportados:
En el año 2004 el superávit primario alcanza su máximo nivel de 3,9% del PBI con una recaudación por retenciones a las exportaciones de 2,3% del PBI.
Hasta agosto del 2008 el superávit primario baja a 2,8% del PBI aún cuando lo recaudado por retenciones a las exportaciones se mantiene en 2,4% del PBI.
En el Presupuesto 2009 se proyecta un superávit primario del orden del 3% del PBI y para ello se proyecta recaudar retenciones a las exportaciones por 4,4% del PBI.La alta dependencia de las finanzas públicas a los precios internacionales queda en evidencia cuando se observa que las retenciones explicaron casi el 60% del superávit fiscal en el 2004 y llegaría al 86% en el 2008. Esto se dio en el marco de precios internacionales inéditamente altos. Sin embargo, el fenómeno se está revirtiendo. Por ejemplo, el precio de la soja –el complejo que mayores exportaciones reporta al país– ha caído desde un nivel récord de más de U$S 600 la tonelada a mitad de año hasta U$S 363 en setiembre.Por esta razón es muy arriesgado diseñar las políticas públicas internas bajo el supuesto de que la Argentina goza de inmunidad frente a la crisis. Un testimonio ilustrativo de esta miopía aparece en el proyecto de Presupuesto 2009 donde se proyecta recaudar en concepto de retenciones a las exportaciones 4,4 puntos del PBI cuando la media entre 2004 – 2007 estuvo en el orden de los 2,5 puntos del PBI, con un mundo que no estaba en crisis.En este contexto, la decisión de asumir una actitud menos hostil hacia el mercado financiero internacional (Club de París, bonistas que no entraron al canje) es un gesto sensato, aunque posiblemente tardío e inoportuno. Cuando todos los países emergentes están siendo marginados del financiamiento internacional, resulta poco realista suponer que el cambio de actitud de la Argentina sea suficiente para conseguir los fondos que le permitan cubrir el bache fiscal que van a generar los precios internacionales menos favorables. Aun cuando el proceso de reconstrucción de credibilidad sea altamente exitoso, es muy probable que el acceso al crédito continúe siendo muy limitado. Tampoco es recomendable apuntalar el financiamiento del Estado para cubrir el bache fiscal producido por la proyección excesivamente optimista de precios internacionales induciendo u obligando al sector privado a comprar bonos del Estado (bancos, AFJP, compañías de seguros). En una economía inflacionaria con tasas reales de interés negativas sería una estrategia que apunta a “licuar” el valor de los ahorros de los ciudadanos y desplazar al sector privado productivo del poco crédito disponible en el mercado local.La crisis financiera internacional surge así como un factor de suficiente entidad como para desencadenar una nueva manifestación de insolvencia fiscal crónica que sufre la Argentina. En lugar de negar el problema, como implícitamente se asume en el proyecto de Presupuesto 2009, es fundamental comenzar a asumir el desafío de transformar la organización del sector público para lograr un sistema tributario más eficiente y mecanismos de priorización y gestión del gasto público más equitativos.
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