Buenos Aires.- Especialistas del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA) y el Hospital de Niños de La Plata determinaron un incremento de problemas respiratorios en los chicos que residen en cercanías de un polo petroquímico. La zona presenta niveles de contaminación de aire más elevados que el resto de la región. El trabajo fue publicado recientemente en “The Journal of Allergy and Clinical Immunology”.
Vivir expuesto a partículas suspendidas en el aire y compuestos orgánicos volátiles derivados de las plantas petroquímicas del complejo industrial de Ensenada perjudica la salud infantil y reduce la capacidad respiratoria de los habitantes más pequeños de la ciudad de La Plata y alrededores. Así lo indica un estudio argentino realizado de manera conjunta por profesionales del Instituto de Investigaciones Pediátricas (IDIP), dependiente del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata; el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA) y la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
“Observamos una mayor incidencia de asma, brotes asmáticos, problemas respiratorios como disnea (dificultad para respirar), tos nocturna, rinitis y una marcada disminución de la función pulmonar en los niños que viven cerca de plantas petroquímicas respecto de los que habitan en otras zonas. Esto se correlaciona con mayores niveles de contaminación detectados”, explica Fernando Wichmann, neumonólogo infantil y uno de los autores del trabajo.
El especialista explicó que “la deficiencia en la función pulmonar puede tener efectos que aún desconocemos y que deberían evaluarse en estos chicos a largo plazo, pero en general podemos presuponer que una capacidad respiratoria disminuida, incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y cardíacas a futuro”.
En tal sentido, el doctor Alberto Tolcachier, jefe del servicio de Alergia del Hospital Durand y especialista en salud ambiental, explica que “la exposición a los contaminantes del aire favorece la sensibilización a los alergénicos, y ésta es la principal causa por la cual la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que hacia 2050 la mitad de la población mundial padecerá por lo menos un trastorno alérgico”. Y advierte: “Después de la epilepsia y la diabetes, el asma es la enfermedad que mayores trastornos psicosociales trae, en términos de costo para la canasta familiar, para la salud pública y en término de costos indirectos como ausentismo escolar o laboral”.
Los profesionales compararon la salud respiratoria de niños, entre 6 y 12 años, de cuatro puntos de la región: una zona cercana al complejo industrial metal siderúrgico y petroquímico de Ensenada (donde se ubica la Refinería Repsol-YPF La Plata); un área urbana de La Plata expuesta al tráfico vehicular; y dos zonas más, una residencial en City Bell y otra rural, sin contaminación ambiental evidente.
El estudio se dividió en dos partes: una encuesta epidemiológica según pautas internacionales de la OMS y del Estudio Internacional de Asma y Alergias en la infancia (ISAAC, por su siga en inglés) y una serie de evaluaciones espirométricas (pruebas respiratorias) de la función pulmonar de los niños.
Aire contaminado
Estudios previos -realizados por el CIMA, Centro de Investigación del Medio Ambiente, dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP- habían demostrado un mayor nivel de contaminación del aire en las regiones próximas a las plantas petroquímicas. “Claramente en el radio del polo petroquímico se registra material particulado, compuestos orgánicos volátiles (COVs) y semivolátiles (básicamente hidrocarburos policíclicos aromáticos) en concentraciones mayores que el resto de la región. La contaminación del aire en esta zona es evidente e indiscutible”, afirma el doctor en Bioquímica, Andrés Porta, responsable de los estudios químicos efectuados.
Los COVs agrupan a una gran cantidad de sustancias químicas volátiles a temperatura ambiente (que pasan fácilmente a la fase gaseosa) y pueden tener diferentes efectos nocivos sobre el medio ambiente y la salud. “Algunos ejemplos de ellos son el benceno, que tiene efectos tóxicos y carcinógenos; disolventes como el tolueno y el xileno, que son irritantes del sistema nervioso central y de las vías respiratorias; el hexano y compuestos aromáticos, entre varios otros. En general son también productores de alergias”, explica el doctor Porta.
Según el investigador del CIMA, “contaminantes como el benceno y los hidrocarburos policíclicos aromáticos (HAPs, según su sigla en inglés) se encuentran en la zona del complejo petroquímico en niveles de riesgo que superan el rango aceptado según el criterio de la OMS y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA). Entre los HAPs hay varios que son carcinogénicos reconocidos”.
EL material particulado, por su parte, está compuesto por una mezcla heterogénea de partículas de diferentes tamaños y composición química. Las partículas grandes son mecánicamente detenidas en las vías aéreas superiores. “Las pequeñas, menores a 10 micrones (un micrón equivale a una milésima de milímetro), pasan estas barreras y llegan hasta las vías aéreas distales y aún hasta los alvéolos (en el caso de las menores a 2,5 micrones) donde pueden provocar daño directo o favorecer el desarrollo de procesos alérgicos e infecciosos del tracto respiratorio”, coinciden los especialistas Wichmann y Tolcachier.
El trabajo, publicado en la revista de la Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología, demuestra que las concentraciones de COVs registradas fueron cuatro veces mayor en el sector industrial, y el doble en la zona urbana, respecto de las dos zonas restantes (residencial y rural) de la región. “Cuando uno compara las concentraciones de material particulado, sin duda son mayores en el polo petroquímico pero también lo son en el denso tráfico vehicular. El centro de La Plata presenta más de 300 mil autos que transitan diariamente la capital bonaerense”, indica Porta.
¿Escasez de controles?
Las partículas en suspensión, que proceden de procesos industriales, de las combustiones incompletas de los motores de los vehículos y de la fricción de estos vehículos sobre el asfalto, se consideran un problema de contaminación ambiental grave por sus implicancias en el tracto respiratorio y el pulmón. Por ello, los especialistas reclaman mayores controles y la consideración de diagnósticos del tipo por parte de las autoridades públicas.
“Hay un problema de legislación desactualizada -expresa Andrés Porta-, si bien la legislación de calidad de aire de la provincia de Buenos Aires es lo más actualizado en el país se pone por ejemplo énfasis en medir las partículas de 10 micras, y hoy a nivel internacional se miden las de 2,5 micras que sí llegan a penetrar profundamente en el árbol respiratorio, con efectos mucho más importantes”.
Por su parte, Tolcachier afirma: “La políticas de salud y de contaminación del aire tienen que integrarse, incluso con las políticas de transporte y de construcción, estamos construyendo fachadas de edificios que hacen a las calles como baldes donde los contaminantes no se dispersan. Todas esta políticas tienen que integrarse si queremos una ciudad con un ambiente saludable para los niños pequeños”.
No obstante, el licenciado Federico Bordelois -director de Evaluación de Impacto Ambiental del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de Buenos Aires (OPDS)- sostiene que se realizan permanentemente procedimientos de control en empresas e industrias para que se cumpla la legislación en lo que hace al cuidado ambiental.
Según Bordelois, el organismo “no se encarga de realizar controles de calidad del aire, pero sí de exigir a las empresas los monitoreos correspondientes”. “No nos consta que la contaminación en la zona del polo petroquímico de Ensenada sea una situación establecida, regular en el funcionamiento de las plantas, sí puede que se hayan superado los estándares guía de control del aire en algún momento en particular. Cada uno de estos puntos conflictivos que hay en la provincia se toman como prioridad, exigiéndoles a las empresas controles más estrictos”, afirmó el funcionario.
Por su parte, Porta advirtió que “es cierto que estas empresas se ajustan a las imposiciones de la legislación actual y a las exigencias (en general) de la autoridad de aplicación (el OPDS), pero el problema es la ausencia del Estado como garante de la salud pública: hay pocos inspectores, no completamente capacitados, con capacidad operativa limitada, instrumental insuficiente o no totalmente adecuado. En general se manejan con lo que declara el propio controlado”.
La Refinería de La Plata (Repsol-YPF) se encuentra a unos 10 kilómetros del casco urbano de La Plata (en dirección nor-noreste) y posee la mayor capacidad de procesamiento de crudo del país, llegando a los 38.000 m3 diarios. Según describe el estudio publicado, el complejo cuenta con 6 plantas que generan durante sus procesos compuestos como benceno, tolueno, xilenos, n-pentano, n-hexano, n-heptano, polipropileno, polibuteno, anhídrido maleico, ciclohexano, metanol y coque de petróleo.
Para los especialistas, el trabajo interdisciplinario realizado permite aportar a la población y a las autoridades datos concretos, científicamente validados, sobre “algo que siempre fue sospechado en la región”. “Es importante el conocimiento que hoy tenemos, y esperamos que este diagnóstico sirva de base cierta para implementar políticas que controlen adecuadamente la situación”, concluye el doctor Porta.
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