Washington.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) calla sobre la Argentina. Busca evitar una nueva confrontación pública con la Casa Rosada. Sin embargo, entre bambalinas, sus economistas y funcionarios técnicos estiman que el país "enfilará en 2009 hacia un iceberg" y que el Gobierno lo sabe, pero que al menos por ahora no hace nada para modificar el rumbo y evitar la colisión.
La metáfora fue expuesta por una fuente del Fondo a LA NACION, mientras que otros dos interlocutores plantearon los problemas que vislumbran para la Argentina de modo más directo, con serios inconvenientes de financiamiento en el horizonte si se desinfla el precio de las commodities (materias primas), ya que el Gobierno carece de fuentes externas, salvo el presidente venezolano, Hugo Chávez, y alguna otra eventual ventanilla, como la Corporación Andina de Fomento (CAF).
La visión que parece dominar dentro del organismo es que el Gobierno deberá dar un shock de confianza para, por ejemplo, obtener financiamiento en el mercado de deuda local. De otro modo, quizá deba apelar a las reservas del Banco Central (BCRA) para encarar los vencimientos de capital de su deuda en 2009, no así de intereses, que ya estarían cubiertos. Pero si apela a esas reservas, además de los posibles riesgos inflacionarios, también daría argumentos a los acreedores de la deuda que continúa en default, los holdouts , para embargar los activos del BCRA alrededor del mundo. El crudo panorama se suma a las sombrías perspectivas que bancos de inversión de Wall Street habían trazado en las últimas semanas, que incluyen la posibilidad de un nuevo default.
Luces de alerta
Allí no se agotan las luces de alerta. "Aquí dentro [por el cuartel central del FMI en esta capital], lo que más preocupa es el deterioro de las cuentas fiscales, el aumento constante de los subsidios, el retraso tarifario y los controles de precios", enumeró una de las fuentes consultadas, con estricta reserva de su nombre.
Esos planteos son algunos de los que el Fondo enumera de manera oficial ante los funcionarios argentinos desde hace años. Pero ahora cuenta con una carga adicional en la línea de las profecías cumplidas. "Hace tiempo les dijimos que el problema de los controles de precios no es sólo que crean distorsiones en el mercado, sino que lo más difícil es cómo salir de ellos sin armar un descalabro", explicó.
La situación argentina aún no se reflejó, sin embargo, en ningún documento reciente del staff del FMI. Eso se debe, en gran medida, a su actual director gerente, el francés Dominique Strauss-Kahn, que decidió otorgarle tiempo a la Casa Rosada, mientras que el directorio del organismo comenzó a mostrar signos variables de ebullición antes de iniciar su tradicional receso estival de este mes.
Strauss-Kahn mostró mejor voluntad que su antecesor, el español Rodrigo de Rato, con la idea de que el Gobierno aprovecharía el tiempo para ordenar sus cuentas. Sólo luego se acordaría el envío de la misión que debe revisar los números de la economía para elaborar el llamado análisis "del artículo IV", que "usualmente" se completa cada año sobre los países miembros del Fondo. En el caso de la Argentina, sin embargo, el último informe se aprobó en julio de 2006 y no se espera que se lleve a cabo en el corto plazo. "Puede decirse que muchos en el Fondo están perdiendo la paciencia", reconoció uno de los funcionarios consultados.
Ahora bien, si la Argentina ya canceló toda su deuda con el organismo multilateral y no mantiene un programa abierto, ¿cuál es el interés del FMI por el país? Entre otros motivos, por una cuestión de preservación propia. El personal técnico del Fondo cree, según reconstruyó LA NACION, que la falta de credibilidad de las estadísticas que difunde el Indec, por ejemplo, podría afectar también la credibilidad de los reportes del propio Fondo.
"Si continuamos aceptando los números que envían desde Buenos Aires, ¿qué mensaje estamos enviando a la comunidad financiera internacional?", desafió uno de los funcionarios.
Las polémicas cifras oficiales causaron ya cortocircuitos públicos durante la reunión conjunta de primavera que el FMI protagonizó junto con el Banco Mundial en abril de este año. En su informe Panorama Económico Mundial (WEO, por sus siglas en inglés), el Fondo mencionó que la inflación oficial bajó en 2007, pero aclaró que la tasa es muy inferior a la que estima "la mayoría de los analistas del sector privado", una aclaración por demás inusual en este tipo de documentos.
El Banco Mundial fue incluso más allá. Omitió al país en ciertos tramos de su evaluación de América latina, a tal punto que al medir el impacto inflacionario de la suba en los precios de los alimentos citó datos de 16 naciones de la región -Brasil, México y Venezuela incluidos-, pero excluyó a la Argentina.
El FMI tiene abierto, también, un análisis sobre la seriedad de las cifras del Indec, que continúa bajo la jurisdicción de su departamento de estadísticas. Según los consultados, que siga allí muestra la "paciencia" del director gerente. "Si Strauss-Kahn diera luz verde a una sanción, eso podría repercutir en los juicios de los holdouts ", estimó uno de los funcionarios.
Fuente: La Nación
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