Buenos Aires.- La recesión europea, que ya comenzó a despuntar en Gran Bretaña y en Alemania, no es más que otro ingrediente del cóctel explosivo que completan la caída de la actividad en el mundo desarrollado y la desaceleración del crecimiento en los países emergentes.
Ni siquiera el Gobierno niega ya que la debacle desatada por la crisis financiera global impactará en la Argentina. El golpe, que ya provocó suspensiones de personal en fábricas, le agregó volatilidad en el dólar y elevó las tasas de interés, se sentirá con más fuerza en los próximos meses. Cada vez más alejados del optimismo, los pronósticos privados para el año próximo oscilan entre un crecimiento anémico o una recesión, un escenario que día a día gana más adeptos. Todo esto se traducirá en un aumento del desempleo, que podría volver a ubicarse en dos dígitos.
Bastan dos datos para tener una idea de la magnitud de la crisis: ayer la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reconoció que probablemente Estados Unidos, Japón y la eurozona ya estén en recesión. Esta situación se extenderá, por lo menos, hasta fines del año próximo.
Es la primera vez que esas tres economías se contraen al mismo tiempo en un mismo año. "La foto es de recesión en el mundo desarrollado y desaceleración en términos generales en el mundo emergente, que no cae en recesión porque venía de un crecimiento muy fuerte", dijo el analistas internacional Luis Palma Cané. Para la Argentina, agregó, esto implica menos actividad por la caída en el volumen y los precios de las exportaciones, problemas fiscales por una baja en los ingresos por retenciones a la exportación, falta de financiamiento, menos inversión extranjera y salida de capitales, entre otros efectos.
Qué compra Europa
Sólo Europa absorbe cerca del 20% de las exportaciones argentinas. Compra, principalmente, productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, como maíz, harinas, aceite y pellets de soja, carne, vino, limones, langostinos, camarones o mineral de cobre, entre otros productos. Cerca de nueve de cada diez dólares facturados por exportaciones a la Unión Europea surgieron de esos dos rubros.
Osvaldo Cado, de la consultora Prefinex, evaluó que, al tratarse en algunos casos de alimentos con una demanda más estable que otros productos, "la Argentina va a seguir encontrando nichos donde colocar sus exportaciones".
Pero esto no implica inmunidad. "El impacto quizá venga más en forma indirecta, por Brasil, que es nuestro principal socio comercial y tiene como socios directos a los países de Europa", completó Cado. Y si Brasil crece menos, comprará también menos. La Argentina coloca en el gigante sudamericano no sólo trigo y automóviles, sino también plásticos, químicos y otras manufacturas elaboradas por las pymes, principales creadoras de empleo.
El deterioro de la economía europea favorecerá al dólar en la puja que mantiene desde hace años con el euro. En los últimos años, la debilidad del dólar favoreció a la Argentina. Impulsó el precio de las commodities (ahora en retroceso) y redujo los pagos de la deuda emitida en esa moneda, más abultada que la nominada en euros.
"Mientras se vayan revelando nuevas evidencias de que la crisis en Europa empeora, la tendencia a la depreciación del euro y el fortalecimiento del dólar se va a mantener, aunque a largo plazo esa fortaleza va a empezar a desaparecer", señaló Guido Sandleris, director del Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario