Córdoba.- Empresarios afectados, legisladores de la oposición y aun el miembro informante del oficialismo, Dante Heredia, inventariaron el rosario de críticas que desde siempre cosecha el Impuesto a los Ingresos Brutos:
*Al gravar a todos los eslabones de la cadena de producción y comercialización va generando un traslado a precios en cada etapa. Por eso se lo define como un tributo "distorsivo".
*Agrega presión inflacionaria a los precios y castiga fuerte a los consumidores.
*Descalabra los costos de las empresas y por lo tanto afecta su competitividad frente a otros actores del mercado (internos y externos) que no lo tributan.
Así como en campaña prometió poco menos que cortarse la mano antes de firmar una suba de impuestos, Juan Schiaretti suscribió desde siempre aquel cuestionamiento técnico a Ingresos Brutos.
La eliminación de exenciones y suba de alícuotas que hizo votar ayer en la Legislatura cordobesa no es hija de la convicción, sino de la necesidad.
Ocurre que Ingresos Brutos es, pese a las contraindicaciones, una formidable herramienta de recaudación. Y hoy no hay urgencia superior en la agenda del Gobierno. Las finanzas provinciales requieren dosis extraordinarias de oxígeno para seguir respirando.
El paquete de ajuste -que se completa con la flamante contribución al Fondo de Desarrollo Agropecuario y el recorte en las jubilaciones- aportará una disponibilidad de caja adicional estimada en unos 800 millones de pesos al año.
Igual, este aporte y el diferimiento en el pago a proveedores y contratistas, que ya se aplica, no alcanzan.
"Para nivelar los números necesitaríamos que la Nación envíe de aquí a fin de año por lo menos la mitad de la deuda documentada por la Caja de Jubilaciones", le dijo a Cadena 3.com un alto funcionario. El agujero que aún resta cubrir ronda los 700 millones de pesos.
Fuente: Cadena3
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