Entre Ríos.- Laboratorios Biagro S.A. convocó a un grupo de especialistas y técnicos para intercambiar información sobre un sistema de rotación que crece e impacta en la rentabilidad. A partir del 2000, el cultivo de soja se difundió a las zonas tradicionalmente ganaderas-arroceras comenzando a ganar protagonismo. Esto coincidió con una retracción importante de la superficie del arroz en Entre Ríos ocasionada por una crisis internacional de precios. Sin embargo, asociado con la soja, el arroz comenzó a recuperarse a partir de 2003, ganando la escena una nueva rotación: arroz-soja. Para difundir las tecnologías inherentes a esta nueva realidad productiva, el 19 de septiembre, Laboratorios Biagro S.A. organizó una jornada de actualización en la Sociedad Rural de Villaguay, adonde se acercaron 80 técnicos de la región. Esta reunión forma parte de la estrategia de Biagro de acercar las últimas tecnologías para la producción sustentable de soja en distintos ambientes del país.Para optimizar el manejo asociado de la soja y el arroz, los especialistas abordaron las novedades en manejo de la rotación, inoculación de soja, fertilización y sanidad de ambos cultivos.El Ing. Juan José De Battista, del INTA Concepción del Uruguay, señaló que en la última campaña se registraron en la provincia 1.308.000 hectáreas de soja y 71.700 de arroz. Para este año, en tanto, “se espera un aumento del área arrocera porque los precios de los dos cultivos se equilibraron”. También pesa en la decisión una cuestión cultural de producción “muy arraigada en la zona”, anticipó De Battista. Los suelos de la zona arrocera entrerriana son vertisoles, con una superficie bastante irregular (sobre todo en las área de cuchillas), por lo que resulta muy importante el correcto manejo de los recursos, principalmente el agua, en cada cultivo de la rotación. Luego del arroz, generalmente, se debe laborear el suelo para borrar las taipas (diques para contener el agua) y emparejar el lote, lo que en las condiciones habituales de otoños lluviosos se puede realizar recién a la salida del invierno y rara vez se llegue a sembrar girasol o maíz en fecha óptima. Aquí es donde la soja representa una ventaja, porque se puede sembrar sin inconvenientes en la fecha recomendada.Asimismo, el cultivo de soja sobre arroz cuenta con una gran reserva hídrica en profundidad. “Contar con un buen perfil por debajo de la profundidad de laboreo resulta una ventaja importante para paliar los períodos de déficit hídrico comunes en el verano que deriva en rendimientos superiores a lotes con otros cultivos antecesores. La contrapartida de un exceso de agua, es que en primaveras muy lluviosas pueden presentarse problemas de implantación de la soja por encharcamiento en los lotes más llanos o suavemente ondulados que predominan en la zona arrocera del este de Entre Ríos, sobre la cuchilla grande”, detalló el técnico.La sencillez en el control de malezas en el cultivo de soja permite, a su vez, combatir con eficiencia las malezas estivales que afectan en forma importante al arroz, como son las diferentes especies de Echinocloa, Brachiaria y Digitaria.De Battista hizo un repaso de ensayos realizados durante los últimos 8 años en campos de San Salvador. En las evaluaciones de las rotaciones arroz-soja, arroz-soja-maíz-soja, arroz-pastura y monocultivo de arroz los cambios en las propiedades del suelo más importantes fueron: pérdida del 23% de la materia orgánica inicial en las rotaciones agrícolas y de sólo 3,7 % en la rotación arroz-pastura. Disminución del carbono de la biomasa microbiana en las rotaciones arroz-soja y arroz-arroz respecto a arroz-pastura y arroz-soja-maíz-soja. Aumento del contenido de sodio intercambiable a medida que aumenta la participación del arroz en la rotación, con consecuencias sobre el estado físico del horizonte superficial.El arroz aporta mucho rastrojo, pero requiere laboreo. Por eso, De Battista recomendó “planificar la rotación, llevar adelante una buena fertilización con nitrógeno (N), que muestra respuestas a partir del segundo ciclo, y con fósforo (P), cuyos resultados son positivos en todos los casos, dependiendo de la historia de fertilización del lote”, detalló. Estos resultados reflejarían una caía en principio de la MO, pero que luego se equilibra rápidamente con aporte de rastrojo y buen manejo de fertilización. En cuanto a las opciones, el especialista indicó que “incluir una rotación de maíz, por ejemplo, aporta mucho carbono al suelo, y en general, todas las prácticas que tiendan a bajar el laboreo mejoran el camino hacia el equilibrio”, indicó De Battista.
Nutrición y rindes
La fertilización de la soja en Entre Ríos tiene un largo camino por recorrer, pero los estudios indican que en los suelos neutros a alcalinos típicos de la provincia hay respuestas positivas a fósforo, que oscilan entre los 130 y 480 kg/ha. “El fósforo es la principal limitante de arranque en los suelos entrerrianos, por eso tuvimos respuestas favorables; en los suelos arenosos y degradados, el aporte de potasio y azufre y otros elementos fue muy bueno, pero no fue trascendental como habíamos pensado”, detalló De Battista.Una de las prácticas elementales para la correcta nutrición es el muestreo del suelo a 15 y/o 20 cm. Asimismo, planificar la fertilización, a partir de análisis precisos para determinar los valores reales y los umbrales en cada nutriente. “Frente a una tendencia a la erosión y remoción de los nutrientes en esta rotación, es recomendable realizar un aporte de microelementos a nivel foliar (en emergencia) para lograr buenas diferencias”, recomendó el ingeniero.En el caso del arroz, la fertilización mostró buena respuesta a N, P, K, S, y Zn, con rendimientos potenciales de 13/14 ton/ha. Un factor crucial es el eficiente manejo del agua, ya que las malezas compiten fuerte con el arroz y le ganan en agua y nutrientes. Según De Battista, con una buena calidad de semilla, protección y correcta implantación se podría reducir entre un 40 y 60% la cantidad de semillas en la siembra. Otra de las recomendaciones del referente regional del INTA fue trabajar para reducir la compactación del suelo. “Luego de la inundación del arroz, lo mejor es esperar para poder hacer una cosecha casi en seco y lograr menor compactación, lo que se traduce en un mayor desarrollo radicular de la soja posterior”, señaló. Este sistema “permite al cultivo de soja combatir muy bien las malezas competidoras del arroz, como las gramíneas de verano (equinocloas), y obtener luego, entre 300 y 500 kg./ha. más de soja, alcanzando los 3.000/3.500 kg/ha”. El cuidado sanitario de la semilla de arroz también resulta fundamental para una buena performance y evitar la introducción de nuevos patógenos en el lote, especialmente en materia de hongos. En este sentido, los especialistas de la firma Chemtura recomendaron la utilización de un poderoso fungicida curasemilla, Vitavax (Thiram-Carboxin). El producto, de amplio espectro, brinda mayor adherencia y secado rápido y protege a la semilla de infecciones y pudrición, asegurando un mayor stand de plantas. El control con este producto brinda una acción interna y externa en los primeros estadíos del cultivo.Los ensayos realizados mostraron mejores y más rápidas emergencias, lo que permite adelantar la fecha de siembra por temperatura de suelo y mayor profundidad de implantación. Esto se traduce en un mayor porcentaje de germinación, más vigor y siembras anticipadas a menor temperatura del suelo.
Fijación de nitrógeno
La Ing. María Fernanda González Fiqueni, R&D de Laboratorios Biagro SA, detalló los beneficios de la inoculación de la soja para los suelos entrerrianos y señaló la importancia de inocular con productos de calidad y asegurar una nodulación temprana que se traduce en mayor cantidad de nódulos en raíz principal, que absorben 10 veces más N que los nódulos de raíces secundarias y aportan el N que la planta necesitará en su pico de mayor demanda. A su vez, recomendó la reinoculación anual porque redunda en beneficios concretos, que se traducen en aumentos de rendimiento. “Un buen inoculante, con bacterias viables que presenten capacidad infectiva y eficientes para fijar N, en el soporte adecuado, garantiza una mayor nutrición nitrogenada para el cultivo”, señaló. En este sentido, señaló que “la turba, soporte de los inoculantes Biagro, brinda un excelente medio porque se asemeja a las condiciones de la tierra, ambiente natural de estas bacterias. La mejor calidad del soporte le brinda una mayor sobrevida a las bacterias una vez aplicadas sobre la semilla, con diferencias notables con respecto a otros inoculantes.Además, sugirió a los productores que implementen un apropiado método de inoculación, “los ensayos de aplicación del producto marcan diferencias de hasta 6 qq/ha promedio entre una inoculación sin muchos cuidados y una bien realizada”.La especialista también recomendó preinocular para brindar mayor resistencia a las bacterias, porque significa un reaseguro en condiciones de estrés moderado. Asimismo, la semilla deberá guardarse en buenas condiciones de almacenamiento hasta la siembra. “Los ensayos de inoculación mostraron diferencias promedios de 1400 kg/ha entre soja inoculada y no inoculada en suelos con poca historia sojera. Y ganancias de hasta 900 kg/ha en suelos agrícolas”, destacó González Fiqueni. La especialista comentó que el inoculante Biagro 10 demostró un historial de muy buenas respuestas en los diferentes ambientes entrerrianos.De hecho, la ganancia de peso, el rinde y la calidad, están definidas en los ambientes más difíciles de la provincia por una dosis mayor. “Los rizobios que sobreviven a la inundación de arroz pierden mucha capacidad de fijación biológica, entonces conviene hacer doble dosis con protectores”, especificó la ingeniera. Por último, presentó el lanzamiento del inoculante BIAGRO 10 Plus, desarrollo de Laboratorios BIAGRO SA. Este nuevo inoculante propone un salto tecnológico al incorporar características superadoras del soporte turba, con mayor calidad fisicoquímica y microbiológica, que asegura una cantidad de bacterias superior y con mejor respuesta fisiológica. Este inoculante forma parte del nuevo pack BIAGRO TOTAL, compuesto también por el fungicida VITAVAX, de comprobada compatibilidad con el inoculante y efecto promotor del cultivo en las etapas iniciales.
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