viernes, 24 de octubre de 2008

El campo pagaría ahora menos retenciones con la 125

Córdoba.- El maíz paga actualmente una alícuota de 25%, cinco puntos por encima de la mínima de 20% que hubiera cedido con la resolución 125.
A veces la realidad parece una novela escrita por el más imaginativo de los guionistas. Luego de la áspera disputa que protagonizaron el Gobierno y el campo a raíz de la resolución 125 (y a sólo dos meses y medio del "voto no positivo" de Julio Cobos), ahora resulta que el agro pagaría menos retenciones con las alícuotas móviles de Martín Lousteau que con las tasas fijas reimplantadas tras la ¿victoria? del sector rural en el Congreso. En números concretos, con los precios oficiales registrados el último viernes, la aplicación del controvertido sistema de retenciones móviles supondría para los bolsillos de los productores un ahorro de más de 300 millones de dólares anuales respecto al régimen actual. Con un detalle singular: los mayores perjudicados con la inmovilidad de las alícuotas son el trigo y el maíz, justamente los dos cultivos más afectados por la sequía y el incremento de los insumos. Vamos al grano. En el caso de la soja, la diferencia entre uno u otro sistema de retenciones por ahora es simbólica. Actualmente, la oleaginosa sufre una tasa fija de 35 por ciento, apenas una décima por encima del 34,9 por ciento que hubiera tributado aplicando las alícuotas móviles de Lousteau al precio FOB informado por la Dirección de Mercados Agroalimentarios el viernes último. La situación es muy distinta entre los cereales. El maíz paga actualmente una alícuota de 25 por ciento, cinco puntos por encima de la mínima de 20 por ciento que cedería con la resolución 125. Peor aún le va al trigo, que sufre una retención fija de 28 por ciento, mientras que con el sistema móvil la tasa se ubicaría en 22,9 por ciento, con posibilidades de seguir bajando si las cotizaciones se mantienen en descenso. De los cuatro cultivos involucrados en la resolución 125, el único que todavía salva la ropa es el girasol, con una alícuota fija de 32 por ciento, mientras que con el sistema móvil tributaría 35,5 por ciento. Trasladando los porcentajes señalados a los volúmenes de cosecha de esos cultivos en cada campaña agrícola, resulta que el impacto "tranqueras adentro" de los derechos de exportación con tasas fijas suponen actualmente para el campo un sobrecosto de 300 millones de dólares anuales respecto a lo que reportarían las alícuotas móviles. A ese monto, deberían sumarse las compensaciones que preveía el proyecto de retenciones móviles enviado por el Gobierno al Congreso, como los reintegros para pequeños productores de la sobretasa aplicada a la soja (mecanismo poco aplicable que hoy sería de escasa significación por la baja de las alícuotas móviles) y las bonificaciones de fletes a los establecimientos más alejados de los puertos de embarque. Si bien se trata de cifras relativamente pequeñas respecto a los nueve mil millones de dólares que ceden anualmente la soja, el maíz, el trigo y el girasol por el impacto de las retenciones, no es un detalle menor que la diferencia entre ambos sistemas se podría agigantar si los granos siguen en la pendiente. De retrotraerse las cotizaciones a los valores promedio de 2007, las alícuotas móviles supondrían para el campo un "ahorro" de 1.450 millones de dólares respecto al régimen actual. En ese escenario, hasta no resultaría descabellado que el Gobierno reflote la resolución 125 para "tentar" a la Mesa de Enlace. Por lo pronto, desde la otra vereda, el campo ahora pide una reducción inmediata de las alícuotas, aunque para atender ese reclamo sin pasar por los complejos vericuetos legislativos el Gobierno debería hacer uso de los superpoderes tantas veces criticados por la dirigencia rural. Definitivamente, la realidad tiene un guionista muy ingenioso.

Fuente: La Voz del Interior

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