Buenos Aires.- La República de China, la primera república democrática establecida en Asia, va a celebrar su 97ª aniversario el 10 de octubre. Una mirada atrás a nuestros casi cien años de historia revela muchos y enormes sufrimientos y obligadas alteraciones debidas al caos de la guerra en el continente (1912-1949). Con esta dolorosa experiencia en mente, apreciamos más si cabe los frutos del desarrollo y la modernización que en Taiwán hemos recogido.
Seguro que ustedes han disfrutado de las películas del oscarizado director Ang Lee; y también se habrán divertido con las excelentes actuaciones del lanzador de los Yankees Chien-ming Wang. Pues ambas celebridades son de Taiwán. Seguro que utilizan también productos de alta tecnología, como ordenadores portátiles o el iPhone; pues lo más seguro es que hayan sido fabricados en Taiwán, la isla de la tecnología. Es posible que usted no haya estado en Taiwán, pero la 17ª principal economía del mundo está más fuertemente conectada con usted de lo que pueda imaginar.
La diligencia y energía de las gentes de Taiwán crearon el milagro económico que experimentó la isla en los años setenta. El espíritu taiwanés de compasión y generosidad contribuyó al fortalecimiento de la democracia en los años noventa. En el informe “Libertad en el Mundo 2008” de La Casa de la Libertad de Estados Unidos, Taiwán aparece clasificado con el más alto grado de libertad tanto en derechos políticos como en libertades civiles. Además, en el informe anual de Reporteros sin Fronteras, la libertad de prensa de Taiwán aparece valorada como la número uno de Asia El pasado mes de marzo, Taiwán celebró con éxito una vez más elecciones presidenciales directas y completó su segunda transición de poder pacífica, convirtiendo a Taiwán en el orgullo de la etnia china y en un modelo para las sociedades chinas de todo el mundo.
La nueva Administración de la República de China (Taiwán) lleva en el poder menos de medio año. En las dramáticas circunstancias que atraviesa la economía mundial, el Gobierno está afrontando tanto oportunidades como desafíos. Estamos trabajando para acometer los principales asuntos con una visión pragmática en sintonía con esta nueva era. Desde el punto de vista económico, la nueva Administración trata de conseguir una reforma institucional mediante una desreglamentación, adoptando mientas medidas de manera simultanea para fortalecer los principios económicos mediante una reestructuración. Después de tomar posesión de sus cargos, los líderes de la nueva Administración se centraron de manera inmediata en la expansión del consumo doméstico, la revitalización de la industria y la modificación de los reglamentos sobre impuestos, con el deseo de reconstruir Taiwán como un “centro de administración de recursos de Asia-Pacifico”. Al mismo tiempo, el Gobierno está dedicándose a adoptar medidas de ahorro energético y reducción de emisiones de carbón con la intención de contribuir a la mejora de nuestra industria.
Socialmente, la nueva administración está dedicada a construir un firme sistema de bienestar social, cuidando de los grupos más desfavorecidos y haciendo realidad la justicia social. Todo ello con la intención de establecer una clase media rica y alentar el crecimiento de una sociedad moderada.
En lo que respecta a la relaciones a través del Estrecho, el nuevo Gobierno ha retomado los diálogos con el continente bajo los principios de “apartar las disputas y buscar soluciones en las que todos ganen”, confiando en una moderación de las tensiones a través del Estrecho y creando un nuevo y pacífico estado de los asuntos.
Diplomáticamente, hemos apostado por el principio de “diplomacia flexible”. Hemos estado trabajando para fortalecer la soberanía de la República de China, para consolidar nuestros lazos diplomáticos y para mejorar las relaciones bilaterales, dedicados de manera particular a la reconstrucción de la confianza mutua entre Taiwán y los Estados Unidos. También hemos estado trabajando en la búsqueda del establecimiento de una “sociedad especial Taiwán-Japón”, así como en participar ávidamente en organizaciones internacionales y servir como depositario de los asuntos de seguridad global.
En su discurso de inauguración del día 20 de mayo, el presidente Ma Ying-jeou dijo que confiaba en ser un pacificador entre los dos lados del Estrecho de Taiwán bajo los principios de “no hablar de unificación con el continente, no creación de una república de Taiwán independiente y no al uso de la fuerza para resolver los asuntos de soberanía”. Su plan incluye la reanudación de negociaciones, relajar los límites para las inversiones en ambos lados y la apertura a los visitantes del continente a través de vuelos charter directos regulares los fines de semana, que comenzaron el 4 de julio. Taipei y Pekín tienen planes para discutir asuntos relacionados con el incremento de los vuelos charter a través del Estrecho, los vuelos de carga y las nuevas rutas de vuelo para finales de este año, con el objetivo de alcanzar la paz y la prosperidad en ambos lados del Estrecho de Taiwán. Para que progresen las soluciones en el Estrecho, debemos seguir los principios de “poner a Taiwán primero y trabajar por los intereses del pueblo” y continuar defendiendo la dignidad, los derechos y el bienestar de Taiwán.
La República de China ha sobrevivido a muchos momentos fatigosos y desafiantes en nuestra historia. Hemos confiado en nuestro bravo, firme, diligente y práctico “espíritu de Taiwán” para superar obstáculos y salir adelante. Ello ha ayudado a Taiwán a trasformarse exitosamente y pasar de ser una sociedad agrícola a convertirse en un gigante de la información a nivel mundial; de tener un régimen autoritario a disfrutar de una democracia libre. Ello constituye un gran logro del cual estamos orgullosos. En el futuro, continuaremos avanzando con autoconfianza y coraje, mientras trabajamos a favor de un sistema global que fortalezca los lazos entre Taiwán y la comunidad internacional. Con la vibrante democracia de Taiwán, su floreciente cultura y el admirable desarrollo económico, estamos seguros de que nos ganaremos el respeto y el reconocimiento a nivel internacional.
Por Vanessa Shih
Ministra de Información del Gobierno
República de China (Taiwán)
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