Buenos Aires.- (FNM) El Gobierno Argentino presentó en la sede de la ONU, la información sobre los límites de la plataforma continental argentina más allá de las 200 millas marinas de nuestras costas. Lo hizo dentro de los plazos estipulados, y con la profundidad y rigor técnicos que tan seria –y compleja- elaboración merecen.
Queda así satisfecha una intensa demanda de vastos sectores de la ciudadanía, traducida en una multitud de consultas, y expresiones de interés y preocupación transmitidas por diversos medios de comunicación formales y –muy especialmente- de interminables cadenas de correos electrónicos. Es de lamenta al respecto, que tales demostraciones de comprensible inquietud, hayan sido generadas en versiones y especies de contenido falaz, a las que desde estas páginas se refutó enfáticamente a su tiempo.
La tarea cumplida no es una reacción apresurada a una presión mediática de última hora. Es el producto de más de una década de trabajo serio y continuo concebido y desarrollado con recursos humanos y financieros del Estado nacional, en un contexto de alto profesionalismo, y desprovisto de altisonancias.
La elaboración de la presentación no fue una tarea sencilla. La extensión y complejidad de nuestra plataforma, en la que se combinan estructuras de variada morfología, implicó un serio desafío para el equipo de geólogos, geofísicos, hidrógrafos y oceanógrafos abocados a la recopilación, obtención y análisis de los voluminosos conjuntos de datos requeridos para el trabajo.
Los aspectos jurídicos y políticos en juego, no presentaron una dificultad menor para los cuadros profesionales de nuestro servicio exterior.
A todos ellos, integrantes y colaboradores de la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental Argentina (COPLA), cabe por tanto el reconocimiento por la tarea cumplida.
Y aunque la tendencia de la hora pareciera preferir omitirlo, buena parte del mérito corresponde también a un grupo de hombres de la Armada Argentina que desde la concepción misma de la empresa, aportaron no sólo valiosos conocimientos profesionales y trabajo, sino su alta visión política y positivo liderazgo.
La circunstancia merece algunas otras consideraciones. En primer lugar, conviene advertir que la presentación efectuada no implica haber alcanzado el objetivo de fijación de los límites “definitivos y obligatorios” de nuestra plataforma. Se trata de un paso –muy importante por cierto- en un proceso que parece en principio prolongado.
Por una parte, y tal como ha sucedido en la mayor parte de los casos hasta aquí planteados, no deberá extrañar que la Comisión de Límites de la Plataforma Continental a la que cabe ahora analizar la presentación, requiera aclaraciones puntuales o formule observaciones de carácter técnico, a las que será necesario considerar y dar respuesta.
Más complejas aún, resultarán las previsibles consecuencias que el conflicto de soberanía con la potencia usurpadora sobre parte de nuestros territorios insulares en el Atlántico Sur, proyectará sobre una buena parte de los espacios marítimos incluidos en la presentación.
Similar consideración, aunque con diferentes connotaciones, cabe a los espacios marítimos del sector antártico, regido por un particular estatus jurídico.
Será necesario por tanto, mantener y aún reforzar equipos técnicos, sosteniendo al mismo tiempo una firme acción política para transitar exitosamente los tiempos por venir.
En segundo lugar, debemos recordar que los derechos de soberanía que como Estado ribereño nos asisten sobre nuestra plataforma, se refieren a la exploración y explotación de sus recursos naturales. Dichos recursos, en términos de la propia Convención del Mar comprenden a los de origen mineral y a otros recursos no vivos del lecho y subsuelo, así como de los organismos vivos de especies sedentarias.
La identificación y cuantificación de tales recursos constituye una incógnita prácticamente absoluta, a cuya develación será preciso poner manos a la obra.
En lo inmediato, se destaca en interés la potencial existencia de reservorios de gas y petróleo. Así lo sintetizo el propio Vicecanciller Taccetti en Nueva York, en ocasión de la presentación de la información sobre los límites. "El criterio que subyace detrás de esto es que los Estados ribereños puedan explotar sus recursos del lecho submarino, y eso implica hablar de petróleo y de gas", afirmó el funcionario. Es imperioso revertir entonces, el escasísimo nivel de atención que en materia de exploración petrolera ha merecido nuestra plataforma en las últimas tres décadas. La última reflexión ante el auspicioso cumplimiento de la presentación argentina, surge en la forma de una pregunta simple e inevitable: ¿por qué el eficaz procedimiento utilizado, no se aplica a la solución de los múltiples y recurrentes problemas que nos aquejan? Restringiéndonos a los relacionados con el quehacer marítimo, resultan proverbiales ya los atrasos en materia legislativa –en donde destella la siempre anunciada y postergada Ley de la Marina Mercante-, o en la instrumentación de un esquema comprensivo y transparente para el desarrollo de la actividad pesquera.
Las carencias, se extienden al diseño e implementación de Planes (y no sólo diagnósticos), que resultan esenciales para el desarrollo portuario y logístico, la industria naval, el reemplazo de las ya vetustas unidades componentes de la flota de buques de estado, o el manejo integrado de las zonas costeras.
Las mencionadas, constituyen sólo algunas de las cuestiones pendientes, que desnudan en definitiva, la ausencia de una verdadera Política Marítima Nacional.
Tal vez, la respuesta a las reiteradas frustraciones en estas materias, puedan encontrarse en el frecuente desprecio por los factores que, precisamente, garantizaron el éxito de la empresa que motiva este comentario: firme y consensuada decisión política, abordaje profesional, trabajo serio, búsqueda honesta y empeñosa de la mejor solución…
La contracara – “patear para adelante” y “atarlo con alambre”- no promete demasiados motivos para celebrar.
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