Buenos Aires.- El Programa Presupuestario enviado al Congreso por el Presidente Obama, a comienzos de marzo, no fue bien recibido por el sector financiero, ni por Wall Street. A raíz de ello, y a la espera de un déficit presupuestario equivalente a 12 puntos del PBI, las acciones de los principales bancos se derrumbaron, a valores irrisorios. Hubo expectativa de aumento en las tasas de interés consistente con el financiamiento, vía deuda pública, de semejante desequilibrio.
Recién el lunes 23 se conoció el Programa de salvataje de los bancos, a través de una colaboración público-privada que propicia la compra de activos tóxicos, mediante mecanismos de subasta o de licitación, que permitirán morigerar los balances de las entidades financieras y, de esa manera, ir liberando liquidez crediticia. El Programa fue bien recibido por los mercados, que ya habían tomado nota de un aumento del 5,1%, en febrero, en el volumen transado por el sector inmobiliario.
Aunque se demorará en dos meses la puesta en marcha de este mecanismo, todo parece indicar que tendrá posibilidades de contribuir a una recuperación económica. Pese a que la Reserva Federal mantiene tasas de referencia próximas al 0-0,25% anual, lo cierto es que los bancos (para retener a los depositantes, en un marco de desconfianza), pagan valores positivos, comparados con la inflación esperada.
Al cambiar el ánimo de los agentes económicos y brindársele una oportunidad de inversión a tenedores de dólares y títulos públicos, se especula con una rápida mejora en el valor de los activos. No debe olvidarse que los que compraron papeles, con un barril de petróleo a U$S 147 y hoy los tienen en sus balances, tuvieron como contraparte inversores que se los vendieron, habiéndolos adquirido por cifras inferiores. Es imprescindible, para la recuperación económica, que estos “ganadores” comiencen a invertir sus utilidades en activos baratos, al haber logrado una “sociedad” con el sector público y por ende, con los contribuyentes.
Una menor tasa de interés, resultado de una exitosa operación como la descripta, redundará en un valor debilitado de la divisa norteamericana, que siempre será propicio a mejores precios de las commodities. Este “ambiente” es el que viviremos, por lo menos hasta la reunión del G-20, el 2 de abril, donde se tomarán decisiones de colaboración entre países, tendientes a: a) evitar el contagio de medidas proteccionistas, que podrían profundizar la crisis (se espera una caída del 9%, cifra inédita, en el comercio mundial, para 2009), b) generar ampliaciones de capital para organismos internacionales y c) mejores regulaciones para la operatoria financiera globalizada.
Siempre es mejor que estas reuniones se lleven a cabo en un marco distendido, merced a la recuperación que, se espera, podría continuar en los indicadores bursátiles a nivel mundial. Este sería el primer “efecto riqueza” positivo luego del mencionado aumento registrado en febrero de las operaciones inmobiliarias en los EEUU.
En este marco, el precio del aceite de girasol, en Rótterdam, subió a 800 U$S/t, para posiciones cortas y 840 U$S/t para fines de 2009. Registra una prima del 3,8 % con respecto al de soja y cotiza en paridad, si se considera el de canola. Hace un año, las primas eran del 26,2 y del 22,6% respectivamente, lo cual indica no sólo la extrema escasez de girasol, registrada en la campaña pasada, sino también la priorización, en la Unión Europea, del uso de canola y girasol, provenientes de su reciente producción record.
Conviene recordar que si nuestra producción ingresara a los mercados del Hemisferio Norte a valores de, digamos, 820 U$S/t promedio, se estaría percibiendo un precio 18% superior al promedio histórico decenal, previo al inicio de la “burbuja”.
Mercado local
La industria exportadora ha comenzado a mostrar cierto interés, en vista de la rápida digestión que está experimentando la cosecha record del Hemisferio Norte, tanto para nuestro aceite como para el de canola (también empleado para biodiesel).
El precio FOB fijado por la SAGPyA es de 665 U$S/t. Registra una suave mejora respecto del piso de 625 (post-burbuja) de comienzos de diciembre de 2008.
En el disponible, se paga 188 U$S/t, en tanto, la posición marzo, en el término, cerró a 190 U$S/t.
La cosecha
Según el Informe de la Bolsa de Cereales, el 80,1% del área cosechable (2 millones de hectáreas) de girasol había sido recolectado, con un rendimiento promedio nacional de 15,1 qq/ha, lo cual implica un volumen obtenido de 2,3 M de t. Restaban, entonces, unas 400.000 hectáreas, de las cuales unas 235.000 corresponden al Sudeste de la provincia de Buenos Aires. En esta región, se llevaba recolectado el 60%, con un rendimiento promedio de 16 qq/ha. Suponiendo una leve mejora en los rindes obtenidos, es dable esperar una producción nacional superior a los 3 M de t.
Tanto en el Centro-Norte de Santa Fe como en la Región NEA, los rindes han sido malos (8 a 12 qq/ha). Lo propio ocurrió en Entre Ríos y en el Sudoeste de Buenos Aires y Sur de La Pampa. Los rendimientos que se están logrando en Oeste de Buenos Aires, Norte de La Pampa, San Luis y la Región de Mar y Sierras del Sudeste compensan dicha merma promedio en la productividad por hectárea.
La caída en la producción nacional será del 35%, con respecto a la campaña pasada. Dicha baja se amplía al 39%, si se la compara con lo obtenible, en condiciones climáticas normales y con la intención de siembra que originalmente tuvieron los productores (8% superior a la efectivamente lograda).
martes, 14 de julio de 2009
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