Buenos Aires.- Con cerca de 5 mil kilómetros de costa extendiéndose desde el estuario del Río de la Plata hasta el Canal Beagle, la Argentina se ubica entre los 25 países con mayor longitud de línea de costa. Del total de kilómetros de costa, 3400 km corresponden a la Patagonia.
Por ser un lugar remoto y de baja densidad demográfica, las costas del sur argentino están entre las mejor conservadas del mundo, sin embargo esta situación está cambiando debido al aumento de la población y del desarrollo industrial.
“Los efectos de las aglomeraciones urbanas se manifiestan con claridad en el entorno, terrestre, marino o atmosférico. Las costas de la Patagonia han estado sufriendo los efectos de un crecimiento demográfico e industrial cada vez más acelerado. Lamentablemente, este desarrollo en general es desordenado y ocurre sin planificación ni análisis previos, casi invariablemente con una notoria falta de infraestructura y capacidad de manejo”, señala José Luis Esteves, doctor en Oceanología, investigador independiente del Conicet del Centro Nacional Patagónico (CENPAT) y profesor de Oceanografía Química, Universidad Nacional de la Patagonia, Puerto Madryn.
Una larga lista de problemas
Uno de los principales problemas que enfrentan los municipios costeros está referido al manejo del ambiente. “El tratamiento de efluentes líquidos, la gestión integrada de los residuos sólidos, constituyen aspectos insoslayables que deben ser enfrentados con una particular dedicación. Se debe maximizar el manejo de los efluentes urbanos, crudos o provenientes de plantas de tratamiento, ya que es uno de los principales déficit a los que se enfrenta cualquier localidad de la zona costera”, destaca Esteves quien también es miembro fundador de la Fundación Patagonia Natural (FPN), una ONG relacionada con la conservación en la Patagonia.
En casi toda la región patagónica, la relación precipitación-evaporación llega a ser de 1 en 10. “El déficit de agua extremo obliga a repensar la estrategia de tratamiento y re-uso del agua. En este sentido, solamente la ciudad de Puerto Madryn, lleva adelante programas de tratamiento y reutilización integral del agua tratada urbana, luego de pasar por la planta de tratamiento de efluentes líquidos cloacales sin vuelco al mar “, indica el experto en contaminación marina y procesos microbiológicos asociados a los sedimentos marinos.
De acuerdo con Esteves, en las bahías de Ushuaia, Encerrada y Golondrina, que se encuentran sobre la margen norte del canal Beagle, en donde se asienta la ciudad de Ushuaia, se ha detectado contaminación urbana por líquidos cloacales, con aporte – entre otros contaminantes- de nutrientes que son incorporados por macro o microalgas en la zona costera. “Se ha recomendado a este municipio intensificar los estudios ambientales analizando los distintos componentes tróficos de la bahía”, señala el especialista.
Los residuos sólidos urbanos, como la basura de origen doméstico, comercial e industrial, han incrementado su poder contaminante, asegura Esteves. “Hoy se detectan fácilmente metales pesados, plaguicidas, productos químicos y materiales no degradables en las costas. Constituyen un problema crítico, cuya solución recae de manera principal en los municipios”, asegura el experto.
Parte de la información actualizada relativa al estado de gran parte de las costas del país surgió a partir del Segundo Censo Argentino de Contaminación Costera que se desarrolló en septiembre de 2007 y que abarcó desde la localidad de San Clemente del Tuyú, en la provincia de Buenos Aires, hasta la ciudad de Ushuaia, provincia de Tierra del Fuego. “Se relevaron en un único día, 2300 km sobre los 4230 kilómetros totales. El objetivo fue evaluar el estado de contaminación de la costa mediante la acción colectiva de 3400 voluntarios, coordinados por organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, entre ellas Prefectura Naval Argentina, Gendarmería Nacional, Ministerios, Secretarías y Direcciones provinciales responsables del ambiente y Municipalidades.
Según ese censo, los plásticos dominaron el espectro de todos los materiales observados. En sectores inhabitados o con muy baja densidad de población, el origen de los residuos fue predominantemente pesquero. También hay otros resultados de estudios de evaluación ambiental que fueron elaborados por investigadores de CENPAT y de FPN.
Otro factor que amenaza al Mar Argentino es el tráfico marítimo entre puertos patagónicos y los de la provincia de Buenos Aires. “El petróleo crudo, que se traslada desde las zonas de explotación hasta las refinerías, es el principal producto transportado por esta vía. Esto genera potenciales riesgos de contaminación en la zona costera. Desde 2003, hubo un crecimiento sostenido de la actividad petrolera que se amplificará por las recientes concesiones marinas como las cuencas Colorado Marina, Golfo San Jorge y Austral. Esto obligará a extremar las precauciones para evitar impactos negativos de esta actividad”, subraya Esteves.
La situación es aún más compleja si se tiene en cuenta que existe una falta importante de información concerniente a las sustancias tóxicas persistentes (STP) derivadas de muchos de los plaguicidas clorados y clorobifenilos, que si bien fueron prohibidos continúan en la naturaleza. “Por otra parte, el agricultor no es siempre conciente de los efectos negativos que significan un exceso en la dosis de plaguicidas o el destino final que tienen los recipientes que los contienen. Se requieren campañas de educación en diferentes niveles de la sociedad para comprender el significado de su efecto en la naturaleza”, afirma Esteves.
Tratamiento de residuos
Con respecto a los residuos sólidos urbanos, Esteves puntualiza que su recolección y disposición se consideran como un gasto en el presupuesto comunal. “Sin embargo, mediante las nuevas tecnologías de tratamiento pueden convertirse en un recurso económico”, aclara y continua: “Una correcta gestión de desechos domésticos comprendería el reciclado de los elementos inorgánicos, el compostado de la parte orgánica, es decir, la transformación química y biológica de material orgánico biodegradable, la lombricultura como una transformación de ese material orgánico en humus y el relleno sanitario, esto es la disposición final de una mínima parte de los residuos que no tienen hoy aplicación económica rentable directa”.
Tanto en la Comunidad Económica Europea como en los Estados Unidos de Norteamérica, las actividades dedicadas a residuos sólidos urbanos tales como la eliminación, el tratamiento, el reciclado y la comercialización dan mano de obra a algunos millones de habitantes y representan negocios millonarios también, destaca el experto. Y agrega: “Algunas localidades de Argentina han llegado a transformar estos basurales en verdaderos emprendimientos productivos ya sea desde un punto de vista económico como social que han repercutido positivamente en la comunidad y su entorno. Ya que los residuos sólidos urbanos son tratados principalmente por los municipios, deberían ser estos quienes enfrenten la tarea. El ENGIRSU (Gestión Integral de los Residuos Sólidos Urbanos), es el mecanismo que está poniéndose en marcha en este sentido”.
Tareas pendientes
Para un adecuado desarrollo sustentable del litoral argentino, debemos imaginar acciones concurrentes entre los municipios, las provincias y la nación. “La Prefectura Naval Argentina tiene incumbencia directa o delegada por las provincias en la zona marítima. A través de ella, se han generado ordenanzas marítimas que contribuyen significativamente a un cambio en las actitudes humanas referidas al ambiente”, destaca Esteves. Y agrega: “Entre otras ordenanzas, se ha modificado la ruta de buques autorizados a transportar hidrocarburos o sustancias nocivas líquidas; se han definido áreas de protección especial a lo largo de la costa argentina, con prohibiciones de vertidos de residuos y sustancias que afecten al ambiente”.
No hay legislación general referida al tipo de tratamiento de agua que debe llevar adelante cada ciudad costera en vistas a su vertido al mar. Las legislaciones provinciales exigen determinadas condiciones para el vertido a cuerpos de agua (lagos, ríos, mares), aunque no hay acuerdos entre ellas. “Tampoco hay legislaciones claras sobre el tratamiento de los residuos urbanos. Los impactos repercuten sobre el entorno marino adyacente y corresponde a los municipios exigir el mejor tratamiento”, describe Esteves.
“Las decisiones ambientales trascienden siempre los tiempos políticos. En consecuencia estas acciones y la legislación ambiental que las avala deberían ser definidas con la participación comunitaria, basada en un conocimiento científico y técnico de sus impactos”, concluye el experto.
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