Buenos Aires.- En 2008 el agujero de la capa de ozono duró mucho: desapareció cerca de Navidad, cuando normalmente se cierra con anterioridad. Para el especialista Pablo Canziani es posible que el fenómeno esté vinculado con los mismos procesos oceánicos y atmosféricos que han dado pie a la importante sequía que hoy sufre gran parte del país. Nuevos estudios vinculan el agujero de ozono y el clima.
Si la emisión de gases industriales de tipo clorofluoruros de carbono (CFC), no hubiera existido, la destrucción de la capa de ozono –que protege a la biosfera de la radiación ultravioleta-no habría tenido lugar. Pese a que el tratado internacional denominado protocolo de Montreal, que entró en vigor a principios de enero de 1989, ha logrado cierta reducción de esos gases, el problema continúa existiendo. Por este motivo, investigadores del país y del exterior estudian su evolución. “Hay años en los que el agujero de la capa de ozono apunta preferencialmente hacia Sudamérica, en cuyo caso algunas veces llega a situarse sobre la Patagonia continental. En otros años se desplaza hacia el Atlántico Oriental y África y es raro que se desplace al norte de Tierra del Fuego”, señaló a la agencia CyTA el doctor Pablo Canziani, investigador de Conicet y director del Equipo Interdisciplinario Para el Estudio de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global (PEPACG) de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Según explicó Canziani, esos movimientos en la posición media del agujero de la capa de ozono fueron detectados a partir del análisis de datos satelitales de la NASA y de la Agencia Espacial Europea obtenidos desde 1980. Y agregó: “1990 marca un antes y un después: se observa un cambio en la actividad de ondas en la atmósfera que abarca a altitudes bajas medias y altas del Hemisferio Sur. Esos cambios repercuten en la dinámica y el estado medio del agujero de ozono antártico en la primavera austral. También se detectan algunas variaciones en el comportamiento a partir de 2000.”
Los investigadores observaron que en1990, la posición media del agujero de ozono, en octubre, cuando alcanza su máxima extensión, empieza a cambiar, siendo más frecuente que se posicione hacia África. “A partir de 2000 se notan importantes variaciones, año a año, en el agujero, tanto en tamaño, como en la cantidad total de ozono perdido y la posición media. Esto evidencia que existe un importante vínculo entre el problema del agujero de ozono y el clima, dado que no han ocurrido cambios significativos en la cantidad de CFCs y cloro en la atmósfera”, indicó Canziani.
Los resultados de esta investigación fueron publicados a fines de 2008 en la revista científica The Journal Geophysical Research. Canziani, con los investigadores de Conicet Eduardo Agosta, de la UCA, y Fabio Malanca, de la Universidad Nacional de Córdoba, siguen realizando estudios a fin de averiguar cuáles son los patrones de comportamiento y los mecanismos que explican el desplazamiento del agujero de la capa de ozono y su relación con el clima. “Cabe señalar que según un estudio realizado por investigadores de la Universidad John Hopkins y la NASA, publicado en febrero en Geophyscal Research Letters, en la capa de ozono del hemisferio sur, aún cuando esta se pueda llegar a recuperar en algunas décadas, la distribución del ozono sobre el hemisferio será distinta de lo que era antes de que se inicie esta crisis ambiental en los años ´`70”, destacó el experto.
“Creemos que ese vaivén del agujero de la capa de ozono está asociado con el comportamiento de las ondas en la atmósfera generadas por las diferencias de temperatura en el mar y por los efectos de la orografía del hemisferio en la circulación atmosférica”, indicó Canziani y continuó: “Hay ondas que no se desplazan, que llamamos estacionarias, y otras que sí lo hacen que se denominan viajeras. Estas últimas están relacionadas con las variaciones meteorológicas.”
Relación con el cambio climático
De acuerdo con Canziani, es posible que algunos de los efectos del cambio climático, como las modificaciones registradas en los hielos oceánicos alrededor de la Antártida y en las temperaturas en la superficie del mar incidan sobre las ondas de la atmósfera que a su vez van desplazando el agujero de la capa de ozono, hacia una dirección (Sudamérica) u otra (África), dependiendo de las condiciones. “La intensidad y variabilidad de las ondas estacionarias y viajeras determina la dinámica del agujero de ozono, su posición media y su duración”, explicó Canziani.
A raíz de estos fenómenos, el experto se plantea muchas preguntas. ¿Cuál es la relación entre el problema de la capa de ozono y el cambio climático? ¿Cuáles son las interacciones mutuas? ¿Cuánto de lo que sucede en la Argentina, en particular en el centro y sur del país se debe al cambio climático y cuánto al agujero de ozono?
Canziani comenta que los cambios registrados en la capa de ozono, antes y después de 1990, parecieran tener un correlato con datos meteorológicos registrados en el centro norte de la Argentina y en regiones de Brasil, como lo indican estudios del licenciado Adrián Yuchechen, becario de Conicet perteneciente al PEPACG. “Esto indica que no es un proceso que afecta exclusivamente al agujero de ozono sobre la Antártida, sino que se relaciona con el clima del hemisferio sur”, afirmó Canziani.
El agujero de la capa de ozono se abre y se cierra todos los años. Aparece en la estratosfera (capa de la atmósfera que se sitúa entre los 11 y los 50 kilómetros de la superficie terrestre) sobre la Antártida a fines de agosto y se disuelve entre noviembre y diciembre de cada año. “Durante el invierno, en la noche polar, se producen procesos físico-químicos muy complejos en la extremadamente fría estratosfera polar austral (80 a 90 grados bajo cero), que liberan el cloro capturado el resto del año en algunos gases estratosféricos. El cloro liberado reacciona y destruye el ozono cuando la región es nuevamente iluminada por el Sol al concluir la noche polar del invierno, durante la primavera”, puntualizó el experto.
“Lo que hay que destacar es que en 2008 el agujero duró muchísimo, terminó cerca de Navidad cuando normalmente desaparece antes. Algo similar ocurrió en 1999”, indicó Canziani. Y agregó: “Es posible que esto esté vinculado a los mismos procesos oceánicos y atmosféricos que han dado pie a la importante sequía que hoy sufre gran parte del país”.
Por otra parte, Canziani señaló que tanto el deterioro de la capa de ozono a nivel global como su agujero ha provocado cambios en la forma que se libera la energía de la troposfera (capa de la atmósfera que se encuentra entre la superficie y los 11 km de altura) y la estratosfera y eso afecta la forma en que la energía de la troposfera se disipa hacia la atmósfera superior. “Muchos especialistas opinan que el agujero de ozono y el adelgazamiento de la capa de ozono -que funciona como un gas natural de efecto invernadero- han desacelerado el calentamiento global. De este modo, cuando empiece a recuperarse la capa de ozono por las medidas del protocolo de Montreal, podría producirse una aceleración del calentamiento global”, comentó el experto. Y continuó: “En este sentido, sería necesario concretar estudios sobre las relaciones climáticas entre troposfera, estratosfera y capa de ozono en el hemisferio sur y en particular el Cono Sur, evaluar el rol de dichas interacciones en el clima y e incluirlas en los modelos climáticos para poder mejorar las evaluaciones sobre el futuro del Cambio Climático y las decisiones que se adopten a partir de ellos.”
Con respecto a la realización de esos estudios, Canziani señaló que esta ha sido y es un pedido concreto a la comunicad científica del programa internacional de estratosfera (SPARC) perteneciente al Programa Mundial de Investigación del Clima (WCRP). La relevancia del tema queda demostrada en el hecho que en el último informe del Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático (IPCC, según sus siglas en inglés), premiado con el Premio Nobel de la Paz 2007, se incluyera un tomo dedicado específicamente a esta cuestión (IPCC-TEAP Special Report Safeguarding the Ozone Layer and the Global Climate System), del que Canziani fue co-autor.
Medidas a seguir
Para Canziani es importante que se cumplan todos los puntos del protocolo de Montreal a fin de eliminar los CFC. “También es clave terminar con muchos de los reemplazos de CFC que se están empleando en varios sectores de la industria y el consumo diario, no sólo porque muchos tienen aún tiene cloro, y aunque en formas menos dañinas, son perjudiciales para la capa de ozono, sino también porque son poderosos gases efecto invernadero, tal como se indicó en el 4to Informe del IPCC, en el informe especial sobre las relaciones entre ozono y clima. Se deben buscar otras sustancias químicas de reemplazo que no tengan tanto impacto ambiental”, afirmó.
“Debemos seguir estudiando el comportamiento de la capa de ozono por dos razones: una para controlar la evolución de la capa de ozono frente a estas medidas económicas y políticas contempladas en el protocolo de Montreal, y sus enmiendas, que se adoptaron para protegerla, y por otro lado, hay que investigar la capa de ozono y la estratósfera como un indicador y modulador de la variabilidad climática y del cambio climático. De esa forma podremos tener una perspectiva más amplia sobre esta problemática”, concluyó Canziani.
Agencia CyTA-Instituto Leloir
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